Sabemos que el Covid-19 tiene la posibilidad de lesionar ya sea por acción directa o por una respuesta inflamatoria exagerada del organismo no sólo al pulmón, generando una inflamación llamada neumonitis, sino también a otros órganos, tales como el riñón, cerebro, hígado, al sistema de coagulación y al aparato cardiovascular.

También conocemos que muchas veces la severidad con que se cursó la enfermedad no necesariamente predice que no hayan quedado secuelas luego de la misma.

Hoy en día, el alta epidemiológica se da en general luego de los 10 días de haber comenzado los síntomas y con al menos 72 horas de estabilidad del cuadro clínico, pero muchas veces sin recomendaciones especificias acerca de qué controles hacerse y cuándo hacerlos.

Si cursaste un cuadro asintomático muy leve

Es necesario realizar estudios para evaluar el estado del corazón. La primera semana post alta se recomienda no realizar actividad física vigorosa y escuchar al cuerpo para ver si existe algún sintoma nuevo o fatiga exagerada ante los esfuerzos habituales. A los 15 días del alta, hacer una consulta clínica-cardiológica.

Si cursaste un cuadro moderado con neumonía viral   

Como generalmente la neumonía toma ambos pulmones y cursa con una disminución en la oxigenación de la sangre, la consulta médica debería realizarse a la semana de recibir el alta.

Si cursaste un cuadro severo

   Siempre requiere una internación hospitalaria parra monitorear en forma muy estricta el estado general, que puede estar muy alterado debido a una respuesta inflamatoria importante llamada “Tormenta de citoquinas”, llevando muchas veces a requerir el uso de un respirador.

Los estudios

En todos los casos descriptos es fundamental que el médico pueda tomar una historia clínica completa de lo que sucedió para determinar el grado de severidad del Covid que padeció el paciente y hacer un exhaustivo examen físico que incluya también tomar la presión arterial, la frecuencia cardíaca y respiratoria, la temperatura y la saturación de oxígeno en sangre.

Es importante también realizar un electrocardiograma, con el que se puede evaluar en primera instancia si existen trastornos del ritmo cardiaco o signos de una posible alteración en las paredes del corazón o las arterias coronarias.

También una radiografia de tórax y una espirometría (un examen funcional respiratorio) a fin de evaluar si quedaron secuelas pulmonares. Y un análisis de sangre de rutina, que puede alertarnos de lesiones en otros órganos, un eco-doppler cardíaco, para pider evaluar la función de bombeo del corazón y determinar si hubo alguna agresión al mismo, diagnosticar si existe una miocarditis o alguna otra alteración en las paredes del corazón o las estructuras de las válvulas cardíacas.

Además, es importante descartar otra secuela frecuente que es la inflamación con acumulación del líquido de una membrana que recubre al corazón llamada pericardio.

En caso de encontrar anormalidades en estos estudios, habrá que completarlos con una evaluación más avanzada que puede incluir la colocacion de un holter electrocardiográfico de 24 horas, que consiste en grabar la función eléctica del corazón durante un día completo (fuera del consultorio) para detectar la presencia de arritmias; un eco-venoso para detectar la presencia de coágulos y una resonancia de corazón para hacer el seguimiento de una miocarditis.

¿Por qué hay secuelas a largo plazo?

Transitar la infección con cualquier grado de severidad no asegura que queden secuelas, pero estamos aprendiendo mucho de esta enfermedad y cada vez se ven más cuadros de personas que persisten, más allá de las tres semanas del inicio del virus, con sintomas que incluyen fatiga exagerada, dolor de pecho, insomnio, palpitaciones, depresión, ansiedad, malestar gastrointestinal y alteraciones en la memoria y la concentración, A esto se lo llama “Covid-sub agudo” y si continúan luego de los tres meses, ya pasa a ser ” Covid-largo”. Muchas veces no se encuentra una causa concluyente de los trastornos descriptos y es por eso que están surgiendo grupos interdisciplinarios de médicos que se dedican a atender a estos pacientes que persisten sintomáticos alterando en forma significativa su calidad de vida.