El corazón se detiene en forma súbita y si no se actúa en forma urgente (mediante la práctica de RCP y/o el uso de desfibrilador automático), la persona pierde las chances de seguir con vida. El 90% de los paros cardíacos extrahospitalarios terminan en muerte. Pero alrededor de la mitad de quienes los sufren experimentan al menos un “síntoma revelador” horas antes, destaca un reciente estudio que se propuso identificar los más comunes para advertir el riesgo antes de que suceda e intentar evitarlo.

“Se necesitan métodos mejorados para predecir y prevenir el paro cardíaco repentino y, por lo tanto, reducir la mortalidad”, afirmaron investigadores del Smid Heart Institute del Cedars-Sinai en el trabajo publicado en The Lancet Digital Health.

“Los síntomas de advertencia previos podrían aprovecharse mediante tecnología digital para mejorar potencialmente los resultados de supervivencia”, consideraron los autores, que se plantearon como objetivo estimar cuán fuerte es la asociación entre esas señales de advertencia y un paro cardíaco repentino o súbito.

En el análisis observaron que esos síntomas pueden variar en hombres y en mujeres.

“Síntomas reveladores”

En base a estudios previos, el equipo dirigido por Sumeet Chugh, apuntó que aproximadamente la mitad de los pacientes con paro cardíaco repentino nforman síntomas como dolor en el pecho, falta de aire, sudoración profusa, aturdimiento, palpitaciones, entre otros, en las horas, días o semanas previas a la muerte súbita cardíaca.

En un trabajo anterior, en el que analizaron una base de datos de una comunidad de Oregon, ya habían observado que la mayoría de los pacientes y sus familias no había actuado ante esas señales de alerta.

Solo el 20% había llamado al 911 para solicitar atención médica urgente antes del colapso y eso se tradujo en esa minoría en una supervivencia cinco veces mayor.

“Realizar una clasificación eficaz de aquellos que necesitan hacer una llamada a emergencias podría conducir a una intervención temprana y a la prevención de una muerte inminente”, afirmó Chugh, especialista en electrofisiología cardíaca y director del Centro para la Prevención de Paros Cardíacos del Smidt Heart Institute y autor principal del estudio.

¿Por qué se necesita una “clasificación eficaz”? Porque dado que esos síntomas pueden ser manifestaciones de otras enfermedades y no de un paro cardíaco inminente, los servicios de emergencia “podrían verse rápidamente abrumados por llamadas con falsos positivos“.

Diferencias entre sexos

Los investigadores utilizaron dos estudios comunitarios: el de Predicción de Muerte Súbita en Comunidades Multiétnicas (PRESTO) en Ventura, California, que se desarrolla desde hace 8 años; y el Oregon (llamado SUDS, en curso hace 22 años).

En ambos, los autores evaluaron la prevalencia de síntomas individuales y conjuntos de síntomas que anteceden a un paro cardíaco repentino y compararon los hallazgos con grupos de control, integrados por personas que también buscaron atención médica de emergencia por otras afecciones.

Los investigadores observaron no solo que el 50% de las víctimas de un paro cardíaco sufrieron al menos un “síntoma revelador” en las 24 horas previas, sino que había diferencias entre sexos en ese punto: en las mujeres, el síntoma más destacado fue la dificultad para respirar, mientras que en los hombres fue el dolor en el pecho.

Subgrupos más pequeños de ambos sexos experimentaron también palpitaciones, actividad similar a convulsiones y diaforesis (sudoración profusa).

Consultar en forma urgente ante la aparición de síntomas es fundamental. Foto Shutterstock.

“Lo que básicamente encontraron es que la gran mayoría de las veces era un solo síntoma el que predominaba como predictor de muerte súbita”, comentó a Clarín el cardiólogo Fernando Botto, jefe de Investigación Clínica del ICBA.

“Cuando dicen dolor de pecho -aclaró- hablan de malestar, disconfort, o presión, ya sea en el pecho, en los hombros, en el cuello o en los brazos; también sensación de quemazón o sensación de indigestión en la boca del estómago, que son las características de lo que llamamos angina típica del infarto.”

Para Botto, esta especie de “redondeo” de síntomas de alarma característicos no debería operar de tal forma que se consideren excluyentes según el sexo.

“Personalmente, no transmitiría que una mujer si tiene dolor de pecho no tiene riesgo de muerte súbita, porque estamos tratando de concientizar que el corazón de una mujer también se rompe“, alertó.

“El mensaje para la población es que el dolor de pecho con esas características o la falta de aire que no se explica por otras causas son síntomas a los que la gente debe estar muy alerta y que se debe actuar rapidísimo (llamando a la emergencia o yendo a una guardia), dentro de la primera hora, porque la muerte puede ser inminente.”

Botto también dijo que no se deben subestimar otros síntomas como síncope, palpitaciones, náuseas o vómitos, sobre todo a partir de los 30-35 años, “porque si bien en el estudio no se observaron como predictores fuertes de paro cardíaco, pueden ser predictores de infarto o de algo serio, aunque no tan serio como para que tengas una muerte súbita”.

Infarto y paro cardíaco no son lo mismo (pero pueden estar relacionados)

El paro cardíaco repentino o súbito del que hablan los autores consiste en la interrupción repentina de la actividad cardíaca debido a un ritmo cardíaco irregular (una arritmia). La respiración se detiene y la persona queda inconsciente. Si no se trata correctamente y rápido, conduce a la muerte.

El infarto o ataque cardíaco, en cambio, se produce cuando se bloquea el flujo sanguíneo a una parte del corazón. Si bien el paro cardíaco repentino no se debe a una obstrucción, un infarto puede desencadenar una alteración en la actividad eléctrica del corazón que lleve a un paro cardíaco repentino.

“Si recordamos que el 70% de los casos de muerte súbita ocurren fuera del ámbito hospitalario, sin duda la consulta precoz ayuda significativamente a disminuir el riesgo”, dijo a Clarín Mario Boskis, miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

“En caso que se produzca un paro cardíaco en presencia del equipo médico, el tratamiento precoz con el uso de un desfibrilador y maniobras de reanimación cardiopulmonar han demostrado ser tremendamente eficaces para evitar el daño cerebral del paciente”, añadió.

Y sumó que “un tratamiento rápido de la causa que motivó el paro, como por ejemplo un infarto de miocardio, no solo es capaz de salvar la vida del paciente, sino que también mejora significativamente el pronóstico, ya que podemos recuperar mas músculo cardíaco“.

Las mujeres suelen llegar más tarde a la atención. Foto Shutterstock.

En ese sentido, Gerardo Zapata, presidente de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), precisó que en el país ocurren unos 50 mil infartos por año: la mitad fallece antes de llegar al hospital, y en los establecimientos de salud fallece un 10% más, según datos del ARGEM-IAM-ST, un registro que llevan adelante en forma conjunta la SAC y la FAC.

La mortalidad está absolutamente relacionada al tiempo de la atención médica”, subrayó.

Las mujeres, más tarde

Reconocer los síntomas y no subestimarlos es fundamental en cualquier evento que ponga en riesgo la vida, ya sea un paro cardíaco repentino (que pudo haber dado señales de advertencia previas), un infarto de miocardio o un ataque cerebrovascular (ACV).

Y en todos los casos, las mujeres llegan más tarde, coinciden los especialistas consultados.

“La imagen asociada dentro de la sociedad general como alerta para un probable infarto es un dolor precordial (opresivo en el centro o en el lado izquierdo) del tórax”, comentó Roberto Agüero, subdirector del Área Corazón & Mujer de la SAC.

Pero en las mujeres, un evento cardiovascular puede anunciarse con otros síntomas menos específicos, como la sensación de falta de aire, la fatiga, o dolores torácicos bajos, indicó.

“Esa forma de presentación diferente en las mujeres hace que consulten más tardíamente y que, al consultar, el personal de salud pueda no identificarlo inicialmente como un cuadro cardiovascular y busque otras causas para explicar los síntomas”, continuó Agüero.

“Esto se ve habitualmente en las guardias, cuando las mujeres consultan con con disnea y se suele minimizar el síntoma, muchas veces adjudicándolo a estrés o causas respiratorias y no cardíacas -coincidió Boskis-. Debemos siempre recordar que hombres y mujeres pueden tener distinta sintomatología en relación al corazón y no subestimar las señales de alerta.”

Blanca Losada, Leonardo Lombardo y Romina Macri, también del Área Corazón & Mujer de la SAC, consideraron que uno de los problemas centrales que atenta contra la detección temprana radica en que “ellas mismas suelen consultar más tarde porque hay una falsa percepción de la problemática de la enfermedad cardiovascular en la mujer”.

“Siguen creyendo que las principales causas de muerte son de origen ginecológico y no advierten que pueden estar presentando factores de riesgo cardíaco”, subrayaron.

Por eso sostienen que no solo es clave concientizar a la población, “sino que debe existir una continua actualización sobre las manifestaciones que se presentan en forma diferente en el hombre y en la mujer por parte de los equipos de salud y servicios de emergencia que atienden los llamados telefónicos”.

Prevención: la clave es llegar mucho antes

Pero hay una instancia previa que merece también mucha atención, enfatizaron los especialistas: la prevención, que evita o reduce las chances sufrir enfermedad cardiovascular y/o un evento que ponga en riesgo la vida.

El riesgo cardiovascular global puede ser elevado o bajo, según ciertas condiciones clínicas previas que deben ser “reconocidas, tratadas y controladas”, apuntaron.

La hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo, el sobrepeso y la obesidad, son los principales factores de riesgo cardiovasculares y afectan a ambos sexos. “Mientras más tenemos, más probabilidades tenemos de ser sujetos de alto riesgo”, advirtieron.

Y sumaron que, en las mujeres, aparecen otros ligados al sexo “muchas veces pasados por alto”, como embarazos complicados con hipertensión o diabetes gestacional, menopausia precoz, entre otros, “que aceleran los procesos inflamatorios y trombóticos de manera adicional”.

Recientemente se oficializó la presentación de un proyecto de ley impulsado por el Área Corazón & Mujer ‘Dra. Liliana Grinfeld’, liderada por Verónica Crosa, con el apoyo del Senador Eduardo Vischi, para que el 9 de octubre sea declarado ‘Día Nacional de Concientización de la Salud Cardiovascular en la Mujer’.