El dolor de pecho es uno de los síntomas compartidos entre el ataque de pánico y el infarto. Foto Shutterstock.

Pregunta: ¿Las crisis de pánico pueden provocar un infarto?

La consulta recibida en el canal Preguntas a Buena Vida reeja un temor compartido por muchas personas que atravesaron un ataque de pánico.

El miedo no es solo a que ese evento en el que la muerte se “siente” cercana (aunque no haya una amenaza cierta) se repita, sino a la posibilidad de que esas crisis puedan poner realmente en riesgo la vida.

La conexión es comprensible: el ataque de pánico y el infarto de miocardio pueden manifestarse con síntomas similares, como sensación de ahogo, dolor en el pecho o
náuseas, entre otros.

“Resulta muy tentador pensar que un ataque de pánico puede llevar a la muerte por infarto agudo de miocardio, porque está como implícito mentalmente. Pero no está demostrado, no hay estudios que digan que la persona con ataque de pánico murió de un infarto, por lo menos no signicativamente”, respondió a Clarín Daniel López Rosetti, jefe de servicio del Servicio de Medicina del Estrés del
Hospital de San Isidro.

El ataque de pánico y el infarto “son entidades distintas“, señaló en la misma línea el cardiólogo Mario Boskis, miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

“Si bien esta descripto que el estrés emocional podría ser responsable de infartos de miocardio, en la gran mayoría de las crisis de pánico los síntomas desaparecen por completo sin ninguna secuela”, afirmó.

La persona que atraviesa un ataque de pánico “sí se puede morir si cruza de golpe y la atropella un colectivo, pero no muere en el ataque de pánico“, insistió López

Rosetti. “Eso es importante decírselo, porque si no el paciente tiene un temor
anticipatorio.”

“Si bien los ataques de pánico son muy perturbadores, no son peligrosos. No provocarán un daño mayor al del malestar que se siente”, sumó la psicóloga Carolina Collia.

Y concluyó que “es posible que luego de un ataque de pánico la persona se sienta cansada, con dolor de cabeza o en sus músculos, pero no hay mayores consecuencias”.

Sobre todo en personas sin antecedentes de ataques de pánico, hay que descartar un problema cardíaco. Foto Shutterstock.

Gatillos: ira y estrés emocional

“La emoción que sí se relaciona de modo agudo con el infarto agudo de miocardio es la ira”, añadió López Rosetti, autor de “Estrés, sufrimiento y felicidad” (Editorial
Planeta).

“Hay varios trabajos publicados que muestran que se duplica la posibilidad deinfarto agudo miocardio hasta 4 horas después de un crisis o ataque de ira”.

Amplios estudios como el INTERHEART o el INTERSTROKE, entre otros, establecieron, como apuntaron los cardiólogos, que el estrés emocional y la ira pueden actuar como “gatillo” de eventos cardiovasculares (infarto de miocardio y ACV, por ejemplo).

Boskis, no obstante, destacó que un ataque de pánico puede representar un riesgo mayor en personas que tienen enfermedad coronaria previa no compensada, “ya que un incremento súbito de la frecuencia cardíaca en pacientes vulnerables podría desencadenar eventos cardiovasculares”.

En ese sentido, hay estudios epidemiológicos que indican que los ataques de pánico pueden empeorar el curso de las enfermedades cardiovasculares ya establecidas, especialmente en quienes sufren trastornos de pánico (es decir, que experimentan ataques recurrentes y/o viven con miedo constante a padecerlos).

“Una hipótesis por la que esto podría suceder es que muchos de los pacientes que sufren ataques de pánico presentan además otros factores de riesgo para la enfermedad coronaria, tales como el hábito de fumar, la hipertensión arterial y un
aumento del colesterol en sangre”, planteó Boskis.

López Rosetti también destacó que el nexo entre el ataque de pánico y la enfermedad cardiovascular no está solo dado por síntomas compartidos en el evento agudo.

“El ataque ese ataque de pánico nunca es un evento aislado. De fondo hay tierra fértil que lo condiciona y eso se llama trastorno de ansiedad”, indicó.

“Una persona con ansiedad puede condicionar enfermedades cardíacas más que el que no la tiene, porque los cuadros de ansiedad determinan conductas que son proclives al daño del corazón -coincidió-, o bien porque se come más o irregularmente o quien fuma, fuma más.”

“Es decir, la persona que vive mal en términos emocionales tiene una cantidad de alteraciones agregadas al cuadro de ansiedad, que llevan a un condicionamiento inamatorio de los endotelios vasculares (la parte interna de todas las arterias)”, lo que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, armó López Rosetti.

 

Los síntomas no deben subestimarse en ningún caso. Foto Shutterstock.

Qué es un ataque de pánico y cuánto dura

“El ataque de pánico se caracteriza por sensaciones repentinas de ansiedad aguda y miedo o terror intenso, que alcanzan un nivel máximo en minutos”, explica Collia.

“El ataque de pánico es un evento agudo circunscripto en el tiempo que aparece de golpe en forma no esperada, que empieza con síntomas agudos, que en general tiene su apogeo sintomático dentro de los primeros 10-15 minutos y después empieza a bajar”, agrega López Rosetti.

En el cuerpo, esas sensaciones se expresan con dicultad para respirar, palpitaciones o dolor de pecho, entre otras manifestaciones. Y a nivel cognitivo aparecen pensamientos catastrócos de que algo terrible puede ocurrir, sumó Collia.

Los síntomas con los que pueden presentarse un ataque de pánico son:

✓Aumento del ritmo cardíaco
✓Respiración entrecortada o acelerada
✓Dolor o presión en el pecho
✓Sensación de ahogo
✓Aturdimiento, mareos
✓Sudoración, sofocones, escalofríos
✓Náuseas, dolor de estómago, diarrea
✓Tensión muscular
✓Temblores
✓Adormecimiento
✓Sequedad en la boca

 

Cómo diferenciar un ataque de pánico de un infarto

 

“Las crisis de pánico tienen síntomas similares a un infarto de miocardio, lo que muchas veces plantea dudas diagnósticas”, dice Boskis. Y sostiene que conviene prestar atención a “signos más sutiles” que pueden ayudar a esclarecer el
cuadro.

“En el infarto, el dolor generalmente se siente una opresión que se irradia a brazos o cuello, mientras que la víctima de un ataque de pánico describe al mismo como ‘punzante’ y que se queda en el pecho y aparece muchas veces acompañado de temblores en el cuerpo y dicultad para respirar. A eso, se le suma el componente ansioso y un claro temor a ‘morirse’ de este ataque”, diferencia.

“El que tiene un ataque de pánico, entre otras cosas, cree que muere”, refuerza López Rosetti. “Siempre se agarra el pecho y la verdad que no muere, pero parece morir, y lo siente, lo cual para él es suciente.”

El dolor de pecho que se describe es tan intenso,
“que a toda persona que llegue con un ataque de pánico a una guardia le van a hacer un electrocardiograma para descartar que esté sufriendo un infarto”, afirma.

En ese sentido, Boskis subraya que ante un síntoma sospechoso, especialmente en personas que no tienen antecedentes de ataque de pánico, “la única manera de estar seguros es concurrir a un servicio médico para realizar estudios que descarten una patología cardíaca orgánica”.

Collia coincide en que “siempre es aconsejable, en caso de tener los síntomas descriptos anteriormente, acudir a un médico para descartar cualquier causa física”.

Y una vez que eso ocurre, enfocarse en resolver el origen de los ataques de pánico para que no vuelvan a repetirse.

El trastorno de ansiedad es terreno fértil para sufrir ataques de pánico. Ilustración Shutterstock.

Cómo se trata el ataque de pánico

 

El psicólogo Alexis Alderete, especializado en trastornos de ansiedad, precisa que la consulta del profesional de la salud mental se orienta más a indagar en los pensamientos que está teniendo la persona evaluada. 

“Se le hacen preguntas sobre determinados miedos que tiene, ya sea a morir, a perder el control y si hubo algún hecho desencadenante en las horas previas al ataque, o si los sufre con frecuencia”.

Una vez que se diagnóstica el ataque de pánico, el tratamiento radica en evaluar qué tan severos son los pensamientos que tiene la persona, sobre todo vinculados a temores.

“Las personas que sufren ansiedad viven preocupadas por distintos motivos, con miedos ante amenazas inexistentes y con una fuerte cadena de pensamientos que los perturban sobre cosas que podrían pasar, pero que luego no suceden”, dice Collia.

“En estos casos decimos que la ansiedad es patológica. Es decir, la ansiedad es desproporcionada al estímulo, y el malestar y los síntomas que se sienten son muy elevados”, suma.

“Lo más prevalente -dice Alderete- es el miedo a situaciones catastrócas que pueden acontecer en el futuro y que no saben como las van a resolver. Aparece el discurso de ‘y si sucediera tal cosa yo no sabría como reaccionar'”.

El especialista sostiene que “la ansiedad y la anticipación se transforman en ataque de pánico, ya que la persona siente que no cuenta con los recursos y habilidades para afrontar esa situación”.

Uno de los riesgos que conlleva el ataque de pánico es quienes los padecen pueden incurrir en comportamientos evitativos, es decir, “evitan determinados contextos o situaciones por miedo a lo que pueda llegar a pasar, pueden por ejemplo dejar de ir a reuniones sociales y perderse de disfrutar eso, por la ansiedad que les causa”,comenta Collia. 

“Con lo cual este miedo al miedo termina transformándose en un círculo vicioso y facilita la aparición del ataque de pánico nuevamente”, advierte 

 

Ataque de pánico: 5 recomendaciones prácticas para atravesar momentos ansiosos

 

La psicóloga, que es fundadora de la plataforma de sesiones online Talkit, sostiene que lo ideal sería “entender que el ataque de pánico, así como vino se irá“. 

Admite que “en ese momento de malestar e  incomodidad, llegar a esa lógica puede resultar muy complicado, pero es importante saberlo”.

Y sostiene que si bien en el momento exacto en el que se produce el ataque de pánico hay poco para hacer, hay ciertas acciones que pueden ayudar. Aunque aclara que “cuando los ataques de pánico son muy elevados y repetitivos, es necesario consultar con un profesional de la salud mental”.

Al atravesar un ataque de pánico, la profesional aconseja, en la medida de lo posible:

Focalizarse en estímulos externos: Cuando el ataque de pánico acontece, nos centramos mucho en los estímulos que nos está dando nuestro cuerpo. Es bueno entonces, enfocarnos en cosas externas que podemos oír, ver, tocar, etc para
corrernos de esas sensaciones.

Encontrar un espacio tranquilo: Si podés trasladarte a un lugar tranquilo en donde puedas respirar un poco y tranquilizar tu cuerpo.

Realizar respiraciones profundas: Puede ser difícil, porque uno de los síntomas es la respiración agitada, pero podemos intentar tomar respiraciones profundas, mantener el aire y volver a exhalar para lograr tranquilizarnos.

Utilizar técnicas de relajación muscular: Hay muchas técnicas de relajación muscular y son de mucha ayuda para empezar a relajar nuestro cuerpo que se encuentra muy activado.

Reconocer que estas teniendo un ataque de pánico: Los pensamientos que se disparan, que son catastrócos, pueden ser minimizados si entendemos que es un ataque de pánico que, así como vino se irá, y no nos traerá ninguna consecuencia física importante.