El simple hecho de subir escaleras es una opción segura, eficiente y factible para la rehabilitación cardíaca. Foto Shutterstock.
En plena pandemia, las personas con problemas cardíacos pueden incorporar un pequeño hábito que sin embargo puede tener un gran impacto. Un trabajo de investigadores de la Universidad McMaster, en Canadá, concluyó que la rutina de subir escaleras, de forma enérgica o moderada, brinda importantes beneficios, tanto cardiovasculares como nivel muscular.
“La actividad física ha demostrado tener un beneficio extraordinario en pacientes portadores de enfermedad de las arterias coronarias. Está ampliamente demostrado que el ejercicio puede ayudar a reducir los valores de presión arterial, nivelar el colesterol y disminuir el riesgo de diabetes, como así también evitar la obesidad, todos estos, factores de riesgo que tienden a obstruir las arterias”, destaca a Clarín el médico cardiólogo Mario Boskis, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Y añade otros beneficios: “Asimismo disminuiría la formación de coágulos en las mismas y tendría un efecto antinflamatorio en las paredes de los vasos sanguíneos, ayudando, si sumamos todos estos beneficios, a proteger la salud del sistema cardiovascular, lo que en última instancia lleva a menos infartos de miocardio y sin duda a una reducción de la mortalidad de causa cardíaca”, destaca.
Los hallazgos, publicados en las revistas Medicine & Science in Sports & Exercise y Frontiers, enumeran los más frecuentes obstáculos que se presentan a la hora de hacer ejercicio: tiempo, equipo y acceso a las instalaciones del gimnasio.
En este sentido, la pandemia se presentó como uno de los principales enemigos de los pacientes cardíacos, cuyo sedentarismo pudo verse agravado ante el miedo generado por ser personas en un riesgo mayor frente a la infección.
La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte global. Foto Shutterstock.
“Muchos pacientes tuvieron que dejar de asistir a centros especializados en rehabilitación cardiovascular, disminuyendo en forma significativa la posibilidad de beneficiarse con este tratamiento, que incluye sesiones de actividad física, como bicicleta o caminar en una cinta y otros ejercicios aeróbicos supervisados por especialistas. Por temor al contagio, muchos pacientes con enfermedades crónicas cardiovasculares se quedaron en casa y se volvieron sedentarios, con los riesgos que ello implica para su salud”, alerta Boskis.
Sin embargo, según los citados estudios, el simple hecho de subir escaleras es una opción segura, eficiente y factible para la rehabilitación cardíaca.
“El subir escaleras de manera breve y vigorosa, y el ejercicio tradicional de intensidad moderada cambiaron el estado físico, que es un factor clave para predecir la mortalidad después de un evento cardíaco”, afirma Maureen MacDonald, una de las investigadoras principales de ambos estudios y profesora del Departamento de Kinesiología de McMaster.
Respecto a la modalidad para comenzar a implementarlo, Boskis propone “subir en forma vigorosa seis tramos de escalera, con un promedio de doce escalones por tramo, separado por períodos de recuperación en los cuales se puede hacer una pequeña caminata, y repetir este ejercicio tres veces. Esto equivale a un ejercicio de moderada intensidad, lo cual es suficiente para inducir los efectos beneficios para el corazón”.
La idea de subir escaleras adquiere aun más relevancia si se tiene en cuenta que, si bien es sabido que el ejercicio y los cambios en el estilo de vida reducen el riesgo de enfermedad cardiovascular secundaria, las estadísticas muestran que menos de una cuarta parte de los pacientes cardíacos se suman a programas de acondicionamiento físico.
El estudio
Los investigadores trabajaron junto al Centro de Rehabilitación y Salud Cardíaca del Hospital General de Hamilton con el fin de diseñar un protocolo de ejercicio que no requiriera equipo o monitoreo especializado, y que pudiera realizarse fácilmente fuera de un laboratorio.
Los participantes con enfermedad de las arterias coronarias que se habían sometido a un procedimiento cardíaco fueron asignados al azar a ejercicio tradicional de intensidad moderada o subir escaleras vigorosas.
Al comparar los resultados, descubrieron que quienes habían hecho ejercicio tradicional y quienes habían subido escaleras aumentaron su aptitud cardiorrespiratoria después de cuatro semanas de entrenamiento supervisado, y mantuvieron esos niveles durante ocho semanas adicionales de entrenamiento sin supervisión. También informaron una mejora muscular sustancial.
Una caminata al aire libre es otra opción con bajo riesgo de contagio. Foto Shutterstock.
“Estos pacientes que se habían sometido a una derivación coronaria o un procedimiento de stent tenían un músculo comprometido, en comparación con los controles sanos de la misma edad”, explicó Stuart Phillips, coautor de los estudios y profesor del Departamento de Kinesiología de McMaster que supervisó el análisis de tejido muscular tomado durante el estudio.
La importancia de este estudio reside también en el hecho de haber sido precedido por muy pocas investigaciones acerca del impacto del ejercicio en el músculo de los pacientes cardíacos específicamente. Este análisis al fin demuestra que los pacientes cardíacos aún pueden reparar y desarrollar el músculo perdido.
“Incluso en un período corto, ya sea de intensidad moderada, entrenamiento continuo o subiendo escaleras de alta intensidad, hubo adaptaciones beneficiosas en los músculos después de un procedimiento cardíaco”, se entusiasma Phillips antes de agregar: “Las mejoras fueron claras“.
Otras opciones para ejercitarse
Respecto a otras propuestas sin riesgos de contagio que puedan tener un impacto beneficioso en la salud, y que resulten igual de sencillas de realizar, Boskis sugiere: “Está demostrado que salir a caminar al aire libre, utilizando un barbijo, y manteniendo la distancia social de al menos dos metros, es de un riesgo muy bajo. Esto sería aconsejable hacerlo al menos cinco veces por semana con sesiones de treinta minutos como mínimo por salida”.
De contar con una bicicleta fija, el cardiólogo propone el mismo esquema, pedaleando normalmente, sin agregar carga ni resistencia a los pedales. Otra opción puede ser clases de baile por video, caminar en forma vigorosa por la casa, “y en algunos casos, si su médico lo aconseja, utilizar mancuernas con poco peso, para ejercitar los músculos de los miembros superiores”, aconseja.
Por último, brinda algunas claves para poder sostener el ejercicio en el tiempo, sin desanimarse: “Es importante que la actividad física que se elija sea fácil de llevar a cabo. Por ejemplo, una caminata vigorosa de al menos 150 minutos por semana, dividida a lo largo de la misma, tiene un efecto importante sobre la salud, sin necesitar de equipos costosos, membresías a clubs o tener una piscina. Hay que adaptarse a lo que uno puede y le gusta. Lo importante, una vez que nos decidimos es empezar y sostenerlo en el tiempo”, finaliza.
Según datos de la Sociedad Argentina de Cardiología, la enfermedad cardiovascular (infarto de miocardio, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca) es la primera causa de muerte global, y es la responsable de que cada año mueran 18 millones de personas, representando el 31.8% del total de todas las muertes. En nuestro país, se producen 100.000 muertes anuales, 280 muertes por día, como así también en años perdidos de vida ajustados por discapacidad.