El paro cardíaco es una alteración donde el corazón deja de latir en forma repentina. Cuando esto ocurre, la sangre deja de fluir hacia el cerebro y otros órganos vitales. Si no se trata, el paro cardíaco suele causar la muerte en cuestión de minutos.
La Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), en conjunto con la Fundación Cardiológica Argentina, advierte que cuando se tiene un paro cardíaco súbito el corazón se detiene, la persona se desvanece, no responde y deja de respirar.
En este marco, la Asociación Estadounidense del Corazón ha desarrollado 5 recomendaciones vitales para que la persona que sufre un paro cardiaco tenga mayores probabilidades de sobrevida luego del episodio: el llamado a la ambulancia, la realización de RCP, el uso del desfibrilador externo automático (DEA), la atención en la ambulancia y el tratamiento médico definitivo.
¿Qué señales tienes en el cuerpo antes de tener un paro cardiaco?
Un nuevo estudio publicado en The Lancet (prestigiosa revista médica británica) sostiene que un 50% de las personas que padecieron un paro cardiaco registraron 24 horas antes un síntoma delator variable según el sexo de las personas: mientras en las mujeres la advertencia más sobresaliente fue la falta de aire o dificultad para respirar; en los hombres fue el dolor y la presión en el pecho.
“Sí, hay síntomas de advertencia asociados con el paro cardiaco, y estos síntomas son específicos según el sexo” sostiene el reconocido médico Sumeet S. Chugh, autor del estudio y director médico del Centro del Ritmo Cardíaco del Instituto Cardiaco Smidt, de Cedars-Sinai, en Los Ángeles.
“Aunque siempre se pensó que el paro cardiaco se produce sin previo aviso y, por eso, la mayoría de las personas afectadas mueren antes de llegar un hospital, tal vez, no sea cierto, ya que, identificando ciertos signos de advertencia, los afectados pueden tener una oportunidad”, advierte Chugh.
En las mujeres, un evento cardiovascular puede anunciarse con sensación de falta de aire, fatiga o dolores torácicos bajos. Foto: Shutterstock.
Estas advertencias no siempre son motivo de un paro cardiaco, aunque cuando se producen en una persona que padece diabetes, hipertensión o algún tipo de enfermedad cardíaca previa, hay que prestarles atención.
La Asociación Estadounidense del Corazón recomienda conocer las señales básicas de advertencia ante un paro cardíaco. Las mismas pueden presentarse desde 24 a 1 hora antes de tener un paro cardiaco:
- Dolor incómodo o presión en el pecho.
- Dolor o molestias en la zona del cuello, hombros, brazos, espalda, estómago o mandíbula.
- Sudoración, desmayos o mareos.
- Dolor abdominal o estomacal inusual.
- Náuseas o vómitos sin causa.
- Falta de aire y/o dificultad para respirar.
- Ansiedad, debilidad o fatiga sin causa.
- Palpitaciones, palidez o sudor frío.
- Indigestión.
Ante antecedentes familiares, los controles cardiológicos preventivos son vitales desde temprana edad. Foto: Shutterstock.
El cardiólogo Fernando Botto, Jefe de Investigación Clínica del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), aclara: “Cuando dicen dolor de pecho, hablan de malestar, disconfort o presión, ya sea en el pecho, en los hombros, en el cuello o en los brazos. También sensación de quemazón o de indigestión en la boca del estómago, que son las características de lo que llamamos angina típica del infarto.”
Por su parte, el cardiólogo Mario Boskis, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología, explica: “Cuando el paro cardíaco se produce dentro de la primera hora de generados los síntomas en forma brusca y repentina en un paciente previamente asintomático, se lo denomina muerte súbita”.
Ante un paro cardiaco, si no se actúa en forma urgente la persona afectada pierde las chances de seguir con vida. Foto: Shutterstock.
Un paro cardíaco es una emergencia, por eso la persona que lo padezca debe ser tratada de inmediato mediante la práctica de RCP y/o el uso de desfibrilador (dispositivo que envía una descarga eléctrica al corazón). La descarga eléctrica puede restaurar un ritmo normal a un corazón que dejó de latir pero, para que funcione bien, debe aplicarse a los pocos minutos de ocurrir un paro cardíaco.
Si no se actúa en forma urgente la persona pierde las chances de seguir con vida. El 90% de los paros cardíacos extrahospitalarios terminan en muerte.
La hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo, el sobrepeso y la obesidad, son los principales factores de riesgo cardiovasculares y afectan a ambos sexos.