Parecen estar siempre “contra reloj”, estresados, con sobrecarga de trabajo y la necesidad de cumplir con sus exigencias. Casi nunca están satisfechos, suelen ser personas impacientes, competitivas y que pueden reaccionar mal cuando las cosas no salen como ellos quieren. En un estado de hiperalerta física y mental permanente, suelen ignorar las necesidades del cuerpo y no alimentarse ni descansar lo suficiente.
Se trata de un estilo de personalidad llamado tipo A y presenta mayores riesgos en su salud cardiovascular. Los cardiólogos estadounidenses Meyer Friedman y Raymond Rosenman distinguieron en la década de los cincuenta cuatro patrones de personalidad (A, B, C y D) de acuerdo a cómo las personas reaccionaban ante el estrés.
En términos muy generales, lo que observaron fue que un conjunto de respuestas como la competitividad, la sensación de urgencia constante y la hostilidad (a lo que llamaron Personalidad Tipo A), que están relacionadas con una mayor probabilidad de desarrollar enfermedades coronarias, presión arterial alta y sufrir un infarto.
El doctor Mario Boskis (MN 74002), médico cardiólogo, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología y director general del Instituto Cardiovascular San Isidro y del Grupo Cardiológico Boskis, explicó a Infobae: “Desde hace varias décadas que los estudios observacionales han asociado a la personalidad tipo A a mayor cantidad de eventos cardiovasculares, tales como los infartos de miocardio”.
“La ira es como una bomba atómica para los problemas cardíacos, por lo que es importante aprender a controlarla a través de terapia o un curso de control de ira”, recomendó el doctor Harry Campos Cervera
Es decir, tener un patrón de conducta tipo A se considera factor de riesgo cardiovascular porque predomina una mayor tendencia al estrés, lo que repercute sobre la salud de la persona.
¿Qué ocurre con las demás letras?
“Existen también las personas con personalidad tipo B, cuyas características principales son la falta de hostilidad o competitividad con el otro, pueden relajarse y disfrutar del tiempo libre sin culpa y se perciben como centrados en el presente. Se ha descripto también la tipo C, son personas con un pensamiento más profundo, reservadas y cautelosas. Tanto la B como la C no experimentan emociones negativas en forma habitual, como la ira, el temor, la agresión o la hostilidad, conocidos gatillos para desencadenar problemas cardíacos”, indicó el médico. A su vez, la personalidad tipo D describe a personas negativas, pesimistas y socialmente inhibidas.
El doctor Harry Campos Cervera, médico especialista en Psiquiatría, UBA, psicoanalista en función didáctica de Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), magíster en Psiconeuroinmunoendocrinología, Universidad F. Favaloro, afirmó a Infobae: “La personalidad tipo A se caracteriza por ser ansiosa, competitiva y más propensa al estrés. Y justamente lo que hace mal al corazón es el estrés. Si bien este es una respuesta adaptativa útil para sobrevivir a los factores ambientales en la vida cotidiana, cuando es continuo puede hacer subir la presión, libera lípidos, prepara para entrar en combate o huir. Es importante manejar el estrés para prevenir problemas como el infarto”.
El estrés libera sustancias como la adrenalina o el cortisol, que elevan la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y producen constricción de las arterias, preparando el cuerpo para el combate o la huida
Cuáles son las características del patrón A
Campos Cervera contó que el doctor Friedman, uno de los dos cardiólogos que estudiaron las cuatro personalidades, vio que en su consultorio los sillones estaban gastados en la punta. Consultaron a la secretaria y se dieron cuenta que allí se sentaban pacientes con personalidades muy ansiosas. “Eran impacientes y generalmente se sentaban en los bordes de las sillas de la sala de espera y tendían a dar un salto cuando los llamaban para la consulta”, afirmó el psiquiatra.
Tras la observación, los médicos siguieron investigando las pistas y hallaron una relación entre la propensión a sufrir enfermedades cardiovasculares y tener presión alta con ciertos rasgos del carácter.
El doctor Boskis describió: “Una persona con patrón tipo A percibe con frecuencia al mundo externo como amenazante, se encuentra en una constante lucha con su entorno. Esto libera una respuesta estresante para el organismo, secretando sustancias como la adrenalina o el cortisol, que elevan la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y producen constricción de las arterias. Si le agregamos que hacen la sangre más espesa y generan inflamación de las arterias, es el cocktail explosivo que puede terminar en un infarto”, advirtió Boskis.
Una de las cosas que más les cuesta a quienes tienen personalidad tipo A es manejar la ira y la agresividad.
Para poner bajo control la personalidad A los especialistas recomendaron adoptar hábitos saludables que ayuden a disminuir el estrés como la actividad física, buena alimentación, meditación e iniciar una terapia
El doctor Campos Cervera comentó al respecto: “La ira es como una bomba atómica para los problemas cardíacos, por lo que es importante aprender a controlarla a través de terapia o un curso de control de ira. ‘Contar hasta diez’, como decían las abuelas, puede ser útil para pasar de una respuesta impulsiva, subcortical (una respuesta del paleocerebro) a una respuesta más racional, del cerebro humano. No podemos vivir personalizando todas las situaciones que nos ocurren, es importante encontrar formas saludables de manejar el estrés y las emociones.”
Cómo cuidarse y cambiar
Boskis recomendó como primera medida hacer una consulta especializada para determinar qué tipo de personalidad se tiene. “Obviamente, es preciso un replanteo completo de la vida que llevamos, clarificando nuestros valores, trabajando sobre cómo respondemos ante los estímulos que nos estresan, ya sea con la ayuda de ejercicios de respiración, yoga o acudiendo a un especialista. Todos sin excepción deberíamos hacer actividad física, ya que está demostrado que libera sustancias endógenas que promueven el bienestar”.
Por su parte, el doctor Campos Cervera recomendó: “Adoptar hábitos saludables que ayuden a disminuir el estrés como la actividad física, buena alimentación, meditación e iniciar una terapia”.
¿Una personalidad A puede cambiar? El psiquiatra respondió: “No va a cambiar la personalidad porque es una estructura fundante, pero sí va a poder modificar cosas”. Mientras que, para concluir, el doctor Boskis dejó una reflexión para tener en cuenta: “No vale la pena pagar 10 por lo que vale 1, no vale la pena morir por estrés”.