En los últimos meses, y especialmente luego de la aparición en el mundo virtual del Chat GPT, el concepto de inteligencia artificial (IA) ha irrumpido fuertemente en todas las áreas de la vida moderna y, como es natural, el mundo de la salud no podía quedar excluido de esta tendencia. Pero la posibilidad de enseñar a las computadoras a pensar y resolver problemas como si fueran personas (muchas veces sin ninguna supervisión humana, y resolver problemas complejos) no deja de generar controversias.

Desde hace ya varios años que científicos en todo el mundo están desarrollando programas de computación que simulan circuitos neuronales humanos a los que le cargan millones de datos médicos con el fin de que las máquinas encuentren en los mismos algún tipo de patrón que el ojo humano no fue capaz de ver y generen con los mismos respuestas a interrogantes tales como: ¿qué enfermedad presenta este paciente? ¿podemos predecir cuál es su pronóstico? ¿cuál sería el mejor tratamiento de su dolencia con los datos que tenemos?

De acuerdo al cardiólogo (MN 74002) y miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología, Mario Boskis, la gran incógnita hoy en día está centrada en si estas respuestas, generadas por una máquina, son fiables al momento de tomar decisiones. Más aún: ¿podremos prescindir en el futuro cercano del ser humano, en una profesión definida como la ciencia, pero también el “arte” de curar?

“A pesar del increíble avance que puede significar la invención de la AI, creo difícil que la misma reemplace completamente al ser humano en el área de la salud. Sin duda, la medicina se basa en saber interpretar los síntomas que presenta un paciente, tales como dolor abdominal y fiebre, pero también es importante saber mirar los ‘signos’, tales como un color amarillento en la piel y las mucosas o  palpar una panza con dolor, o sea utilizar los sentidos humanos. Se ha dicho también que la palabra del médico muchas veces cura, y si no acompaña, alienta y guía. Hasta ahora ninguna voz sintética ha sido capaz de imitarla”, comenta el también Director General del Instituto Cardiovascular San Isidro.

Entre algunos pros de aplicar IA en la salud cardiovascular, Boskis destaca:

– La IA aplicada a las imágenes cardíacas han demostrado que las máquinas pueden ser más veloces y certeras que un humano para arribar a un diagnóstico correcto. Como muestra, un estudio reciente publicado por la revista Nature, que comparó la eficacia de los técnicos ecocardiografistas versus un programa de IA para evaluar la función de bombeo del corazón, mostró que la computadora fue más precisa que el ser humano a la hora de generar un diagnóstico. Lo mismo sucedió en estudios hechos en el campo de la Resonancia Cardíacas y los estudios de Medicina Nuclear para detectar enfermedad de la arterias coronarias. En ambos casos, la IA arribó a un diagnóstico similar o mejoro aún la performance de un médico especialista.

– En la Clínica Mayo, en los EEUU, se viene utilizando con éxito la Inteligencia artificial aplicada a la detección y el pronóstico de las enfermedades cardíacas. Con la obtención de un simple electrocardiograma, que se compara con una base de datos de más de 7 millones de electros, una máquina inteligente pueden detectar, en forma sencilla y eficiente, indicadores de insuficiencia cardíacas, una alteración del bombeo del corazón que diagnosticada precozmente presenta menor riesgo de mortalidad y una mejor calidad de vida. Asimismo, ya existen aplicaciones de IA que son capaces también de predecir la aparición de arritmias, tales como la fibrilación auricular, potencialmente capaces de generar coágulos responsables de desencadenar un ACV.

-Un programa como el Chat GPT podría ser teóricamente utilizado por los médicos, integrado a historias clínicas electrónicas y datos obtenidos mediante telemedicina, para proveer recomendaciones de tratamiento para casos clínicos complejos, aportando los miles de datos que se encuentran almacenados en la web. También podría ser potencialmente una herramienta útil para guiar a los pacientes en recomendaciones para el mejor cuidado de su salud.

Entre los factores en contra, resalta:

– En la etapa actual de la tecnología, programas como el Chat GPT podrían dar respuestas erróneas o incompletas. “Debido a la experiencia que tenemos ya con Google, sabemos que no todo el contenido médico encontrado en la web es confiable, por lo que sugerimos a nuestros pacientes que si surfean en Internet, elijan sitios de salud confiables. El Chat GPT toma su información sin discriminar la fuente, con la potencialidad de generar daño en vez de beneficio”, señala.

– El conocimiento médico evoluciona a pasos agigantados. La actual base de datos del Chat GPT es hasta 2021, con lo cual lleva un atraso de 2 años, lo cual en medicina es una eternidad. Si la tecnología no logra actualizar su contenido rápidamente es como estar queriendo “estudiar” de un libro médico no actualizado.