¿En el cuello o en la muñeca? ¿Usando cuántos dedos? ¿Antes, durante o después del movimiento? Surgen muchas dudas cuando se trata de tomar el pulso arterial en actividad.
El encargado de responderlas –en un video que hizo para Clarín– es el cardiólogo Mario Boskis, miembro titular de la de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Qué es el pulso arterial
El pulso arterial es el “golpecito” que sentimos cuando vamos a palpar una arteria en el organismo. Puede ser cualquier arteria: radial, braquial, carotídea, en el pliegue de la ingle, en la punta del pie.
En términos más científicos, el pulso arterial es una manifestación directa de la expansión que se genera en esa arteria por el bombeo cardíaco al inyectar sangre.
¿Qué diferencia hay entre pulso y frecuencia cardíaca? “Es lo mismo”, responde Boskis.
“El resultado del valor del pulso arterial me va a dar cuánto es la frecuencia cardíaca por minuto. Porque nosotros tenemos en cuenta que el pulso es la manifestación en la arteria de cuánto bombea el corazón“, completa.
Por eso, ante la consulta de si es igual tomarse el pulso con dos dedos que medirlo con un reloj inteligente o una aplicación de celular, el cardiólogo responde que “tendría que ser exactamente el mismo valor”.
Antes, durante y después del ejercicio, los momentos para medir el pulso. Foto Shutterstock.
Cómo tomar el pulso arterial
El pulso arterial se puede tomar, en forma sencilla y sin la necesidad de aparatos, en solo tres pasos.
1) Buscar el “golpecito” en la arteria
El pulso en reposo, por lo general, se toma en la muñeca, porque la arteria radial es de muy fácil localización y acceso. Está en el borde externo del antebrazo.
Pero si estamos haciendo actividad física es mucho más complicado tomar el pulso en la mano. Entonces, se sugiere buscar el pulso carotídeo. Como su nombre lo indica, se toma en la arteria carótida, en el ángulo inferior de la mandíbula.
Si tenemos el reloj en la mano izquierda –lo necesitamos para utilizar un segundero o un cronómetro- tomaremos la presión con la mano derecha.
Vamos a apoyar la mano, muy suave, en el ángulo inferior de la mandíbula. Siempre usamos dos dedos: el índice y el mayor. Nunca el pulgar, porque tiene pulso propio y puede complicar la medición.
Cuando encontramos el pulso carotídeo, vamos a contar el número de latidos, de “golpecitos” que sentimos en los dedos.
Se recomienda tomar el pulso antes y después del ejercicio. Foto Guillermo Rodriguez Adami
2) Calcular el tiempo
Tenemos que mirar el cronómetro o reloj durante 15 segundos. Contar, en ese tiempo, cuántos golpecitos sentimos.
“Lo que le digo muchas veces a los pacientes es: ‘contá en voz alta’. Entonces, voy a decir: ‘uno, dos, tres, cuatro…’ Mientras, voy mirando el segundero. Cuando llegan 15 segundos, veo a qué número llegué”, propone Boskis.
3) Sacar la cuenta
El último paso es sacar la cuenta. Si contamos 15 golpecitos, lo multiplicamos por 4 y nos va a dar la frecuencia cardíaca por minuto. En este caso, sería 60.
Cuáles son los valores óptimos del pulso arterial
En reposo, los valores óptimos del pulso arterial oscilan entre 60 y 100 latidos por minuto. Por debajo de 60 se llama bradicardia. Por arriba de 100 consiste en una taquicardia.
En actividad, depende de nuestra edad. Según Boskis, hay una fórmula que los médicos usan al prescribir actividad física: 220 menos la edad.
Por ejemplo, si tenemos 40 años, calculamos 220 menos 40 y da como resultado 180.
Ese número es la frecuencia cardíaca máxima que no deberíamos superar cuando hacemos actividad física. A medida que van pasando los años, el número va a ser menor.
El pulso en movimiento se toma en la carótida. Foto Guillermo Rodriguez Adami.
En qué momento tomar el pulso
Lo ideal es tomar la frecuencia cardíaca antes del ejercicio -o sea en reposo- y después volver a tomarla en el pico máximo del esfuerzo, porque es importante saber hasta dónde llegamos.
Supongamos que el médico nos dice: “tenés que caminar entre 150 y 300 minutos por semana”. Entonces, elegimos caminar 300 minutos por semana. Son 60 minutos durante 5 días.
Cuando consideramos que estamos en el máximo esfuerzo, que estamos caminando en forma vigorosa y empezando a cansarnos, vamos a tomar la frecuencia cardíaca. Por ejemplo, en la mitad del ejercicio, a los 30 minutos.
“Voy a tratar de acordarme a qué frecuencia máxima llegué. Si puedo anotarla -en un reloj inteligente, en el celular o si salí con una libretita- la anoto”, sugiere Boskis.
También recomienda tomar la frecuencia cardíaca en la recuperación. Es decir, 5 minutos después de terminar el ejercicio.
Qué actividad física hacer
“¿Cuál es la recomendación cuando hacemos una prescripción de actividad física? Nosotros lo que decimos es que lo ideal es hacer entre 150 y 300 minutos por semana de actividad física al menos moderada”, apunta Boskis.
Considera que la actividad física “por excelencia” es la aeróbica, donde tenemos que mover grandes grupos musculares. Entonces, sugiere hacer una caminata vigorosa.
“No la caminata de la marcha del mirador de vidrieras que paramos, miramos la vidriera, vamos despacito. Eso se llama recreacional. En la marcha vigorosa vamos caminando un minuto por cuadra“, detalla el cardiólogo.
Una “intensidad moderada” podría ser entre el 50 y el 75% de la frecuencia cardíaca máxima calculada por edad.
Siguiendo con nuestro ejemplo, 220 menos la edad (40 años) da como resultado 180. Tendríamos que estar entre el 50 y 75% de ese número. Entonces, hacemos una regla de tres simple: si el 100% es 180, el 50% es 90 y el 75% es 135.