El pulso en reposo, por lo general, se toma en la muñeca. Foto Guillermo Rodriguez Adami.
Para cuidar nuestra salud y acercarle información a nuestro médico, es clave aprender a controlar los parámetros vitales. Uno de ellos, de gran importancia, es el pulso arterial.
Es el “golpecito” que sentimos cuando vamos a palpar una arteria en el organismo. Puede ser cualquier arteria: radial, braquial, carotídea, en el pliegue de la ingle o en la punta del pie.
En términos más científicos, el pulso arterial es una manifestación directa de la expansión que se genera en esa arteria por el bombeo cardíaco.
Quien nos explica -en un video para Clarín– la mejor manera y el momento ideal para medirlo es el cardiólogo Mario Boskis, coordinador de los consejos científicos de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Los valores óptimos del pulso arterial oscilan entre 60 y 100 latidos por minuto. Foto Guillermo Rodriguez Adami
Para qué sirve tomar el pulso
El pulso es un signo vital. Es importante como parámetro. Y es muy fácil hacer un diagnóstico: simplemente con dos deditos.
“Con el pulso podemos medir si la frecuencia cardíaca está muy alta o baja. Si está muy alta podemos, quizás, determinar que el paciente tiene fiebre. También podemos determinar si tiene anemia o si hay insuficiencia cardíaca”, explica Boskis.
“Y, obviamente, cuando anda más lento nos puede dar una idea, por ejemplo, que haya un trastorno del ritmo cardíaco, que se llama bradicardia”, completa el cardiólogo.
La importancia de controlar los parámetros vitales
“Creo que la gente cada vez debe tener más control sobre sus parámetros vitales. Es una manera de tener control sobre su cuerpo”, dice Boskis.
Según el especialista, todos deberíamos saber qué frecuencia cardíaca tenemos habitualmente cuando estamos en reposo, si nos sentimos nerviosos, y mientras hacemos actividad física.
Otros parámetros importantes son la presión arterial y la temperatura. También la saturación de oxígeno, en especial en personas con asma, con EPOC, fumadores importantes o pacientes cardíacos que les falta el aire.
“Cuantos más parámetros vitales sepamos, más nos va a ayudar para cuidar nuestra salud y para informar a nuestro médico”, apunta Boskis.
La arteria radial está en el borde externo del antebrazo. Foto Guillermo Rodriguez Adami
Paso a paso: Cómo tomar el pulso arterial
Para tomar el pulso se necesita, únicamente, un cronómetro o reloj y dos dedos. Se realiza de la siguiente manera:
1) Buscar el “golpecito”
El pulso en reposo, por lo general, se toma en la muñeca, porque la arteria radial es de muy fácil localización y acceso. Está en el borde externo del antebrazo.
Sobre esa arteria, colocamos dos dedos: el índice y el mayor. No conviene usar el pulgar, porque tiene pulso propio y nos puede complicar.
Luego, sentir el pulso de esta arteria. Tenemos que buscar la onda o el “golpecito”.
2) Calcular el tiempo
El segundo paso es mirar el reloj o el cronómetro (la mayoría de los celulares tienen esta función) durante 15 segundos. En ese tiempo, contar cuántos golpecitos tenemos.
“Lo que le digo muchas veces a los pacientes es : ‘contá en voz alta’. Entonces, voy a decir: ‘uno, dos, tres, cuatro…’ Mientras, voy mirando el segundero. Cuando dice 15 segundos, veo a qué número llegué”, sugiere Boskis.
3) Sacar la cuenta
El último paso es sacar la cuenta. Por ejemplo, si llegué a contar 20 golpecitos, los multiplico por 4 y me va a dar la frecuencia cardíaca por minuto. En este caso, sería 80.
En reposo, los valores óptimos del pulso arterial oscilan entre 60 y 100 latidos por minuto. Por debajo de 60 se llama bradicardia. Por arriba de 100 consiste en una taquicardia.
Las “banditas” suelen medir la frecuencia cardíaca. Foto Guillermo Rodriguez Adami.
La variante “tech”: relojes y aplicaciones
Ante la consulta de si es igual tomarse el pulso (poniendo dos dedos sobre una arteria) que medir la frecuencia cardíaca con un reloj inteligente o una aplicación del celular, Boskis responde de manera afirmativa.
“Tendría que ser exactamente el mismo valor“, dice quien nos explica que el pulso arterial y la frecuencia cardíaca “son lo mismo”.
“El resultado del valor del pulso arterial me va a dar cuánto es la frecuencia cardíaca por minuto. Porque el pulso es la manifestación en la arteria de cuánto bombea el corazón“, explica.
Los dispositivos se basan en el latido por minuto (suele figurar como “bpm”, por su sigla en inglés). Lo que hacen es medir, por medio de una luz de tipo led, cómo en cada latido los capilares sanguíneos se llenan de sangre y se expanden.
En base a un cálculo que se hace en forma electrónica por la luz absorbida, lo transforman en un valor de frecuencia cardíaca.
Los equipos que miden la presión arterial también miden el pulso. Foto Guillermo Rodriguez Adami
Según el cardiólogo, el valor de un dispositivo al medir la frecuencia cardíaca tendría que ser exactamente igual que el pulso que nosotros tomamos palpatoriamente con los dedos.
Por otro lado, los equipos que miden la presión arterial también miden el pulso. Se puede hacer todo en el mismo momento.
Entonces, a los médicos puede servirles que las personas anoten, además de la presión (la máxima y la mínima), el pulso o frecuencia cardiaca.
Cuándo hay que tomar el pulso
Boskis aconseja a sus pacientes que se tomen el pulso siempre que sientan alguna anormalidad. O sea, siempre que sientan al corazón.
“Si sienten el corazón, tómense el pulso. Porque el corazón puede estar andando muy rápido, entonces genera palpitación. O se puede sentir muy lento. O puede andar en forma irregular, dando como saltitos”, detalla.
“Esa percepción del latido cardíaco, que es la palpitación, se traduce en el pulso. Entonces, que el paciente se tome y diga ‘mi pulso da saltos’ o ‘está muy rápido’ o ‘está muy lento’ le va a servir mucho al médico para hacer el diagnóstico”, cierra el especialista.
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