Varias de las complicaciones que produce el COVID-19 existían antes provocadas por otros virus. Pero como afectaban a pocas personas se les prestaba menos atención. El COVID-19 las puso de manifiesto a gran escala, señalan expertos / EFE/EPA/ETIENNE LAURENT/Archivo

Los problemas como la pérdida del olfato, la inflamación del corazón, las lesiones pulmonares y nerviosas y los pequeños coágulos de sangre pueden ser parte de la enfermedad causada por la infección por el coronavirus. Pero también otras infecciones virales pueden provocar esos problemas. Por eso, investigadores científicos y médicos reconocen que el conocimiento construido a partir de un año de pandemia ayudará también a mejorar el diagnóstico oportuno y el tratamiento de diferentes patologías que comparten síntomas y secuelas con el COVID-19.

La inflamación del corazón, las lesiones pulmonares y nerviosas y los pequeños coágulos de sangre en el revestimiento de los pulmones se dan en un pequeño, pero significativo porcentaje de pacientes que han tenido otras infecciones respiratorias y virales. Esos pacientes también pueden tener su propia versión de “COVID largo” o COVID crónico, como ya le llaman los especialistas médicos.

“Varias de las complicaciones del COVID-19 existían antes provocadas por otros virus. Pero dado el bajo número se las tenía poco en cuenta. El COVID-19 las puso de manifiesto a gran escala y en muchos casos con gran severidad”, sostuvo en diálogo con Infobae Daniel Bernasconi, médico y supervisor de ensayos clínicos, quien formó parte del plantel del Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari de la Universidad de Buenos Aires.

“Tanto los mecanismos inflamatorios como las secuelas de las infecciones virales se veían poca frecuencia, porque pocas veces se da el fenómeno de tantas personas se infecten al mismo tiempo como está ocurriendo en la pandemia. En mi caso, estoy siguiendo los mecanismos que disparan la inflamación descontrolada que lleva a los cuadros graves. Definitivamente, se están desarrollando otros trabajos para otras infecciones virales a partir de los estudios del coronavirus”, explicó a Infobae Alejandra Cappozo, investigadora en virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). La doctora venía investigando la miocarditis que se produce como consecuencia de la infección por el virus de la fiebre aftosa en algunos animales.

A partir de la pandemia, se ha considerado más importante comprender las complicaciones de muchas infecciones virales comunes, y se consiguen más fondos. Antes, era difícil conseguir becas de investigación para estudiar la pérdida del olfato, según contó a The New York Times Danielle R. Reed, directora asociada del Centro de Sentidos Químicos Monell, en los Estados Unidos. “Hay un crecimiento explosivo del interés entre los financiadores”, agregó.

La pérdida del olfato es un síntoma del Covid-19. Pero también otras infecciones en la nariz, garganta o senos paranasales pueden provocar el mismo síntoma. Ahora, le están prestando más atención y fondos para investigarlos (Shutterstock.com)

La doctora Monell está trabajando en un estudio en el que quieren comparar la frecuencia con la que las personas pierden el sentido del olfato después de un ataque de gripe frente a un ataque de COVID-19, y la duración de la pérdida. Una pregunta pendiente es si existe una predisposición genética para sufrir esa complicación de la pérdida del olfato por infecciones virales.

En diferentes instituciones del mundo, se han iniciado estudios en los que buscan saber quiénes los pacientes más susceptibles de sufrir infecciones cardíacas, coágulos de sangre o daños pulmonares después de padecer un virus respiratorio como la gripe. En su mayor parte, se sabe poco. Parte del problema es que sólo una minoría de los pacientes con virus respiratorios se ve afectada por estas afecciones y, hasta el coronavirus, no solía ser un gran número.

La miocarditis, que es la inflamación del músculo cardíaco, afecta cada año a hasta 1,5 millones de personas en todo el mundo. La mayoría de esos pacientes han padecido previamente una infección por un virus respiratorio, y se recupera completamente. Pero síntomas posteriores como la fatiga no suelen reconocerse como relacionados con la miocarditis.

Consultada por Infobae, María Florencia Renedo, médica cardióloga y especialista en insuficiencia cardíaca y trasplante de la Fundación Favaloro, contó que las alteraciones cardíacas por infecciones virales son poco frecuentes. Desde el inicio de la pandemia, el personal de la salud estuvo aprendiendo primero sobre la infección por el coronavirus en sí misma, luego la respuesta inflamatoria que puede generar y que puede causar secuelas. Una de las secuelas puede ser la miocarditis, que también se produce por otras infecciones con poca frecuencia”.

Con el avance del conocimiento, se detectó que personas que tuvieron la infección aguda por el coronavirus pueden padecer síntomas tres meses después. Esos síntomas pueden ser dolor en el pecho, fatiga, y palpitaciones. Son síntomas que también son causados por otras patologías / ESPAÑA EUROPA MADRID SALUD FLICKR

La doctora Renedo comentó también: “Observamos cuadros de trombosis pulmonar e infartos de miocardio, en el contexto de pacientes que habían tenido el coronavirus. Ahora estamos pasando a una etapa en la que estamos comprendiendo más las secuelas que afectan a los pacientes. Sin dudas, todo ese conocimiento también contribuirá a la comprensión de otras infecciones virales que producen complicaciones posteriores a la fase aguda. Hemos ampliado el abordaje para hacer un seguimiento integral de los pacientes que han tenido COVID-19”.

Algunos pacientes gravemente enfermos de COVID-19 presentan daños pulmonares. Eso también puede ocurrir con otros virus. De acuerdo con el doctor Clemente Britto-Leon, investigador de los pulmones en la Facultad de Medicina de Yale, se pueden producir lesiones pulmonares y cicatrices con la gripe, con los virus del herpes y con las infecciones por citomegalovirus, por ejemplo. Todos estos virus pueden causar daños en raras ocasiones.

La gripe puede causar coágulos de sangre en el revestimiento de los pulmones que se parecen a los pequeños coágulos que se ven en los pulmones de algunos pacientes de Covid. Esos coágulos aparecen como una complicación cuando los virus de la gripe infectan el tracto respiratorio inferior, un hecho inusual porque la mayoría de las personas tienen cierta inmunidad protectora preexistente.

Mario Boskis, médico cardiólogo y director del Grupo Cardiológico Boskis, contó a Infobae que antes de la pandemia por el coronavirus, “en mi especialidad, estábamos acostumbrados a observar casos de inflamación del corazón o miocarditis que tenían antecedentes de haber padecido infecciones virales poco tiempo antes de la consulta. En esos casos le indicábamos un electrocardiograma y eco-Doppler cardíaco que nos permitía detectar alteraciones en el corazón. Pero a partir de la pandemia hoy hay una mayor atención a estos casos, no solo en COVID, sino en el impacto de las infecciones virales en general en el sistema cardiovascular”.

La gripe puede causar coágulos de sangre en el revestimiento de los pulmones que se parecen a los pequeños coágulos que se ven en los pulmones de algunos pacientes de Covid. Por las similitudes entre las infecciones, se espera que el conocimiento y la experiencia ganada contribuya a un mejor control y tratamiento de las infecciones virales / EFE/Carlos Lemos

En nuestra institución -comentó Boskis-, “estamos llevando a cabo un protocolo para comprender mejor qué pasa en los pacientes crónicos de Covid-19 que son personas que tuvieron la infección aguda, pero padecen síntomas tres meses después. Esos síntomas pueden ser dolor en el pecho, fatiga, y palpitaciones. Estamos también tratando de identificar la asociación entre casos leves, moderados y graves con los síntomas del Covid-19 más de tres meses después”.

A principios de abril, la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) de Argentina anunció que dará 10 millones de pesos a diferentes iniciativas de investigación sobre las secuelas del COVID-19 con un total de $75 millones de pesos.