En Argentina, más de un tercio de los adultos vive con la presión arterial alta y casi 4 de cada 10 no lo saben.
Entre ellos, hay un subgrupo en el que el subdiagnóstico es mucho más elevado y preocupante: son quienes tienen hiperaldosteronismo primario (HAP), la causa más frecuente de hipertensión secundaria, que genera mucho daño, tiene tratamiento, pero es compleja de detectar. Especialistas llaman a elevar la sospecha en grupos específicos de pacientes.
En la mayoría de las personas con hipertensión (a partir de 140/90 mm Hg, es decir, 14 de “alta” y 9 de “mínima”) no puede establecerse con exactitud el origen de la enfermedad, ya que es multifactorial: influyen desde los hábitos (mala alimentación y sedentarismo, por ejemplo), la obesidad, la edad y hasta la predisposición genética, señala en diálogo con Clarín Marcos Marin, ex presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
Pero en alrededor de uno de cada 10 pacientes la causa se puede identificar. “En esos casos hablamos de hipertensión secundaria y, entre ellas, el hiperaldosteronismo primario (una causa endócrina, que se desarrolla por la alteración de las glándulas adrenales) es la más frecuente”, subraya.
“Si una persona con hipertensión tiene ciertas características que hacen sospechar que el aumento de la presión se debe a una alteración hormonal, el tratamiento estará dirigido a corregir ese problema y de esa manera se podrá controlar mejor la tensión arterial”, explica en ese sentido Andrea Paissan, médica del Servicio de Endocrinología del Hospital Italiano.
Aunque por diversas cuestiones resulta muy difícil estimar la prevalencia exacta del hiperaldosteronismo primario, se calcula que afecta a una de cada 10 a 15 personas hipertensas.
En medio de la incertidumbre que rodea al HAP, una de las principales certezas es que no se trata de enfermedad rara, enfatiza Marin.
“Es mucho más frecuente de lo que se escribía en los libros hace poco más de una década”, sostiene. En Argentina, más de medio millón de hipertensos se beneficiarían con su diagnóstico, estima. Sin embargo, la inmensa mayoría de ellos desconoce su condición.
¿Qué es el hiperaldosteronismo primario? ¿Cómo se detecta y se trata? ¿Por qué es tan complejo de diagnosticar? ¿En quiénes debería sospecharse? Son algunas de las preguntas que respondieron Marin y Paissan, dos referentes locales en el estudio de esta enfermedad.
Qué es el hiperadosteronismo primario y a quiénes afecta
“Los pacientes que presentan hiperaldosteronismo primario tienen un aumento en la producción de aldosterona, una hormona suprarrenal, que cuando se produce excesivamente en forma autónoma genera hipertensión, disminución de la concentración de potasio en sangre y daño cardiovascular y renal”, indica Paissan.
“Muchas veces el diagnóstico se retrasa debido a que es muy difícil diferenciar a estos pacientes del resto de los hipertensos, especialmente cuando se trata de formas leves o moderadas”, plantea.
No obstante, está demostrado que a mayor severidad de la hipertensión, mayor es la probabilidad de que se deba a un exceso de aldosterona. Según Marin, alrededor de un 8% de las personas con hipertensión moderada a severa y un 15% de los pacientes con hipertensión resistente (que no responden a los medicamentos) tendrían HAP.
¿Cuáles son los riesgos del hiperaldosteronismo primario?
En este punto, Marin destaca una segunda certeza: el hiperaldosteronismo primario provoca mayor daño vascular a igual nivel de presión arterial que la hipertensión esencial (es decir, que no se debe a causas secundarias).
Traducido: “A igual nivel de presión, tener HAP implica tener más riesgo. Existen evidencias que los pacientes con hiperaldosteronismo tienen más infarto de miocardio, más ACV, más fibrilación auricular, más insuficiencia cardíaca. La aldosterona es dañina“, subraya.
¿Cómo se detecta y se trata el hiperaldosteronismo?
La médica endocrinóloga explica que en primer lugar se debe realizar un análisis de sangre destinado a medir las concentraciones de aldosterona y de otra hormona llamada renina, que regula su producción. También se puede medir la aldosterona en orina y relacionarla con el consumo de sal de la dieta.
“Ante la sospecha de hiperaldosteronismo se sugiere indicar tratamiento con una medicación que bloquea al receptor de aldosterona. Para esto alcanza con que el paciente presente niveles elevados de aldosterona asociados con niveles bajos o suprimidos de renina”, indica Paissan.
Marin explica que la aldosterona no es mala en sí misma, sino porque activa un receptor (el mineralocorticoide) que, una vez activado, hace mucho daño.
Por eso para el tratamiento del HAP se utilizan los antagonistas de los receptores de los mineralocorticoides, drogas antialdosterónicas como la espironolactona, la eplerenona, y a futuro llegará la finerenona.
“La espironolactona es una droga viejísima, pero que nunca se usó mucho y ahora hay un ‘reverdecer’ de esta droga en insuficiencia cardíaca, en hipertensión resistente y obviamente en los pacientes con hiperaldosteronismo”, apunta el médico.
“La mayoría de los pacientes con hiperaldosteronismo primario se van a beneficiar con ese tratamiento farmacológico -dice Paissan-. En los jóvenes o con formas severas se recomienda avanzar con los estudios para identificar a aquellos que se pueden tratar quirúrgicamente, ya que si el exceso de aldosterona proviene de una de las glándulas suprarrenales, la cirugía permite resolver el cuadro.”
¿Por qué está tan subdiagnosticado el hiperaldosteronismo primario?
No es una enfermedad rara, causa más daño que la hipertensión esencial y, sin embargo, está muy subdiagnosticada a nivel mundial. ¿Por qué?
“Los médicos no la piensan o tienen muchas dudas al momento de diagnosticar esta enfermedad”, reconoce Marin. Y ejemplifica: en Alemania y el Reino Unido solo uno de cada 10 hipertensos son evaluados por sospecha de HAP.
“El estudio de las hormonas no forma parte de los análisis de rutina, sino que el médico los solicita ante algún indicio como disminución del potasio en sangre (hipokalemia), niveles de tensión arterial que no disminuyen con la medicación antihipertensiva (hipertensión resistente) o un nódulo suprarrenal que aparece en forma casual en una tomografía solicitada por otro motivo (incidentaloma), entre otros”, dice Paissan.
Y continúa: “A pesar de que estos criterios de sospecha están bien definidos, son muy pocos los pacientes en los que se solicitan los análisis hormonales necesarios para confirmar el diagnóstico”.
¿Las razones? “Esos estudios suelen realizarse en laboratorios especializados y muchas veces no son sencillos de interpretar. Incluso en países desarrollados, menos de un 3% de los pacientes en riesgo son estudiados. Se trata de un problema global y ampliamente ignorado por el sistema de salud, a pesar de que cuenta con un tratamiento dirigido efectivo para disminuir la aparición de complicaciones cardiovasculares y renales”, destaca Paissan.
Según el ex presidente de la SAHA, “existen poca enfermedades en las que haya que seguir un complejo algoritmo para llegar finalmente al diagnóstico y la elección del tratamiento”. El HAP es una de ellas. “Para la confirmación diagnóstica existen al menos cuatro pruebas. Algunas requieren la internación del paciente e implican cierto riesgo”, admite.
“Pensar en HAP en los estadios iniciales de la hipertensión, solicitar análisis de aldosterona y renina en una población seleccionada y tratar de simplificar el algoritmo son alternativas que pueden ayudar a evitar el subdiagnóstico”, analiza Marin.
Entonces, ¿en quiénes debería sospecharse el hiperaldosteronismo primario?
Según los especialistas, hay acuerdo en que se debería estudiar a quienes tengan hipokalemia, hipertensión resistente, presión arterial alta moderada a severa (no hay consenso a partir de qué valores evaluar: algunas sociedades médicas aconsejan desde 150/100, otras 160/100 o 180/110 y, en otro extremo están las que recomiendan analizar a todos los hipertensos).
También se sugiere estudiar a pacientes con fibrilación auricular sin causa aparente, con apnea obstructiva del sueño, hipertensos menores de 40 años, y a quienes tengan antecedentes familiares de HAP o ACV a edades muy tempranas.
“Llegar al diagnóstico puede ser complejo, por lo que el Grupo de Hipertensión Arterial Secundaria de la SAHA recomienda pensar siempre en el hiperaldosteronismo y para el diagnóstico más preciso y el tratamiento más específico derivar a profesionales especialistas”, concluyó Marin.