Un infarto puede suponer un antes y un después en la vida. También el diagnóstico de una enfermedad cardiovascular. Todo se mira desde otra perspectiva cuando se percibe al corazón en riesgo. ¿Puedo hacer lo mismo que hacía antes, de la misma manera? ¿Qué debo evitar y qué modificar? Toda la rutina es revisada y puesta bajo la lupa, incluida la vida sexual.

De hecho, cuándo y cómo volver a tener relaciones sexuales es uno de los aspectos que más dudas y temores despierta entre quienes sufren un infarto o una enfermedad cardiovascular crónica.

¿Es común que los pacientes experimenten cambios en su vida sexual luego de un evento cardíaco? ¿Cuándo es seguro retomar la actividad sexual después de un episodio cardíaco? ¿Hay alguna diferencia en las recomendaciones para hombres y mujeres? ¿Cómo influyen la edad y la condición física en la reanudación de la actividad sexual? ¿Qué papel juegan los medicamentos para el corazón en la vida sexual? ¿Los fármacos para la disfunción eréctil son seguros para el corazón? ¿Y las alternativas “naturales”? Son algunas de las preguntas que surgen con frecuencia.

“La actividad sexual es un componente importante que hace a una buena calidad de vida, pero muchas personas tienen temor a que al volver a tener relaciones, se puedan desencadenar síntomas como palpitaciones o angina de pecho”, comenta el cardiólogo Mario Boskis.

“Otros pacientes, peor aún, presentan cuadros de ansiedad y depresión ante la idea, que volver a retomar una vida sexual plena pueda gatillar un nuevo infarto de miocardio o hasta una muerte súbita. Muchas veces estos sentimientos no se externalizan, generando hasta disfunción sexual“, añade Boskis, miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

Según él, es tarea del profesional, “poder abordar el tema con su paciente (y pareja idealmente) para evacuar dudas y temores”.

Sexo y corazón: ¿hay riesgos?

“El sexo suele ser una forma moderada de ejercicio, ya que generalmente está dentro del mismo nivel de actividad que subir uno o dos tramos de escaleras”, explica la cardióloga Rekha Mankad de la Clínica Mayo (Rochester, Estados Unidos), en un artículo publicado por la institución.

Por lo tanto, no es infrecuente que a las personas con insuficiencia cardíaca (que suelen experimentar fatiga al hacer ejercicio) o que se estén recuperando de una cirugía o un procedimiento cardiovascular, les preocupe tener relaciones sexuales.

“Diversos estudios determinaron que el riesgo absoluto de desencadenar un infarto luego de la actividad sexual es extremadamente bajo, aun en pacientes con antecedentes coronarios, siempre y cuando el cuadro esté controlado”, tranquilizó Boskis.

Mankad destaca que la Asociación Americana del Corazón también indica que las relaciones sexuales rara vez causan ataques cardíacos. “Sin embargo, es una buena idea no tener relaciones sexuales hasta que tu médico te diga que tu enfermedad cardíaca está estable”.

“Es por ello que cuando el paciente entra en un plan de rehabilitación cardiovascular, debemos estratificar su riesgo, estableciendo en base a sus antecedentes, su estado físico actual, su edad y síntomas o ausencia de ellos, un protocolo de estudio que muchas veces implica una ergometría o un ecoestrés, a fin de intentar detectar si existe isquemia residual, síntomas inducidos por el esfuerzo y la real capacidad funcional cardiovascular”, amplió Boskis.

Cuándo, cómo y cuánto

Tras realizar esa evaluación, “surgen las recomendaciones de cómo, cuándo y cuánto y la prescripción que siempre debe ser personalizada, ya que pueden variar de acuerdo al sexo/género, la edad y los antecedentes previos”, dijo.

La médica de la Clínica Mayo subraya la importancia de seguir el plan fijado en la rehabilitación cardíaca. “La rehabilitación cardíaca es un programa supervisado que incluye asesoramiento, formación y actividad física. Ayuda a mejorar la salud del corazón y a desarrollar resistencia después de un evento cardíaco”, explica.

La rehabilitación cardíaca y el ejercicio pueden reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con las relaciones sexuales en las personas que sufren eventos cardiovasculares o enfermedades cardíacas crónicas.

Medicamentos para el corazón y actividad sexual

“También es muy importante tener en cuenta que ciertos medicamentos,como los diuréticos o los betabloqueantes, pueden alterar la calidad de la erección, por lo que muchas veces es necesario la consulta con un sexólogo que evaluará la necesidad de tratamiento farmacológico adicional para mejorar la calidad del acto sexual”, apunta Boskis.

“Más de la mitad de las personas con insuficiencia cardíaca dicen que tienen muchas menos relaciones sexuales o ninguna debido a la salud del corazón. Más de 3 de cada 10 personas informan problemas con el desempeño sexual”, refiere Mankad.

Pero la insuficiencia cardíaca no es la única enfermedad cardiovascular que puede asociarse a complicaciones sexuales. “Es frecuente que pacientes con hipertensión arterial crónica puedan consultar por disfunción eréctil, ya que estudios han demostrado que hombres con presión elevada tienen el doble de posibilidades de tener alteraciones en la circulación de las arterias penianas“, dijo Boskis.

“Otra enfermedad frecuente como la diabetes es responsable en el hombre de trastornos similares. Y en mujeres podemos observar disminuciones de la libido, generalmente asociadas a una reducción del flujo sanguíneo a los genitales y neuropatías que llevan a menor lubricación y frecuentes infecciones.”

A raíz de eso, Boskis insiste en que es importante que los profesionales de la cardiología “brinden la confianza necesaria para que los pacientes puedan retomar una vida sexual plena y saludable” tras el diagnóstico de una enfermedad cardiovascular crónica o un evento cardíaco.