El calor extremo no solo es agobiante, pesado, molesto, también es una amenaza para la salud, sobre todo para los grupos más vulnerables, entre los que se encuentran los mayores de 65 y los bebés. Con más de la mitad del país bajo alerta, especialistas refuerzan las recomendaciones para evitar el golpe de calor (la consecuencia más temida).
¿Qué implican las alertas? ¿Cuáles son los síntomas de un golpe de calor? ¿En qué se diferencia del agotamiento por calor? ¿Qué hay que hacer ante una persona que lo sufre? ¿Por qué se produce? Son algunas de preguntas frecuentes que respondieron los profesionales.
Ola de calor: qué significan las alertas
Revisar el pronóstico del Servicio Meterológico Nacional (SMN) para los próximos días espanta. La Ciudad y el Gran Buenos Aires se encuentran bajo alerta amarillo: se esperan para hoy y mañana máximas de 37 y 38 grados, respectivamente, y mínimas que no bajarán de los 25.
El panorama es todavía peor para provincias como San Juan, Mendoza y Neuquén, donde rige un alerta rojo por sus potenciales consecuencias para la salud.
El sistema de alerta temprana emitido por el SMN es una herramienta que anticipa a la población acerca de situaciones meteorológicas extremas de temperaturas y sus posibles efectos en la salud y mortalidad.
“El objetivo es que tanto la población como los organismos de salud, protección civil, emergencias y gestión del riesgo de desastre puedan tomar las medidas de prevención, mitigación y de respuesta adecuadas a cada nivel de alerta”, explican.
¿Qué significa cada nivel de alerta?
Nivel amarillo: efecto leve a moderado en la salud. Las temperaturas pueden ser peligrosas, sobre todo para los grupos de riesgo, como niños y niñas, personas mayores de 65 años, con enfermedades crónicas.
Nivel naranja: efecto moderado a alto en la salud. Pueden ser muy peligrosas, especialmente para los grupos de riesgo.
Nivel rojo: efecto alto a extremo en la salud. Muy peligrosas. Pueden afectar a todas las personas, incluso a las saludables.
Nivel verde: sin efecto sobre la salud. Sin peligro sobre la salud de la población.
¿Por qué los mayores y los bebés son más vulnerables frente al calor extremo?
Según el reciente informe Lancet Countdown on health and climate change, el aumento de las temperaturas y el incremento de la población mayor de 65 años han hecho aumentar la mortalidad relacionada con el calor en este grupo de edad casi un 70% entre 2017 y 2021 en comparación con el período comprendido entre 2000 y 2004.
“Este problema afecta principalmente a los chicos y las personas grandes porque no toman líquido y les cuesta regular la pérdida de líquido corporal. El mecanismo de producción inicial es que la pérdida es superior a la ingesta”, explicó Raúl Mejía, Jefe del Departamento de Medicina Ambulatoria del Hospital de Clínicas de la UBA.
En un comunicado distribuido por el hospital, Mejía explica que “las personas mayores suelen no tener sensación de sed, y pasa lo mismo con los bebés, que además en ocasiones no tienen acceso a hidratarse”.
El calor extremo también impacta más en las personas con enfermedades crónicas, cardíacas, renales, mentales o neurológicas.
El calor extremo también puede afectar a las personas sanas. Foto Shutterstock.
En ese sentido, el cardiólogo Mario Boskis explicó a Clarín que, ante la incapacidad del organismo de disminuir la temperatura interna, “la respuesta inicial es la vasodilatación en los vasos sanguíneos que irrigan la piel, la respiración acelerada y el sudor”. Eso ayuda en principio a enfriar al organismo, “pero tienen como contrapartida un mayor trabajo cardíaco“.
“Si este mecanismo falla, se produce el colapso cardiocirculatorio, resultante de una temperatura corporal que puede superar los 40 grados”, advirtió.
Pero las personas sanas no están exentas de sufrir las consecuencias del calor, sobre todo cuando rige el alerta roja. “El resto de las personas habitualmente se sienten mal, tienen mucho calor, pierden líquido y se sienten cansadas. Eso es un paso previo al golpe de calor”, sostuvo Mejía.
Qué es el agotamiento por calor
El agotamiento por calor es un estadio previo al golpe de calor. Sus síntomas son:
- Sudoración excesiva
- En los bebés puede verse la piel muy irritada por el sudor en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y la zona del pañal (sudamina).
- Piel pálida y fresca.
- Sensación de calor sofocante.
- Sed intensa y sequedad en la boca.
- Calambres musculares.
- Agotamiento, cansancio o debilidad.
- Dolores de estómago, inapetencia, náuseas o vómitos.
- Dolores de cabeza.
- Irritabilidad (llanto inconsolable en los más pequeños).
- Mareos o desmayo
Síntomas del golpe de calor
El golpe de calor o insolación ocurre cuando el cuerpo ya no es capaz de regular su temperatura, y esta sigue aumentando. La insolación puede causar shock, daño cerebral, insuficiencia de órganos e incluso la muerte.
- Temperatura del cuerpo 39°C – 40°C o mayor (medida en la axila).
- Piel roja caliente y seca (se agota la transpiración).
- Respiración y frecuencia cardíaca acelerada.
- Dolor palpitante de cabeza.
- Alteración del estado mental y del comportamiento como: vértigos, mareos desorientación, delirios, confusión o pérdida de conocimiento.
- Convulsiones.
Los mayores y las personas con enfermedades crónicas son más vulnerables. Foto Shutterstock.
¿Qué hacer ante un golpe de calor?
El golpe de calor es una urgencia médica, por lo tanto es fundamental contactarse con el sistema de salud.
Hasta recibir asistencia profesional, se deben tomar medidas tendientes a bajar la temperatura corporal: llevar a la persona a un lugar fresco (que puede ser una habitación o un auto con aire acondicionado, o colocarla frente a un ventilador), mojarle la piel con paños o agua fría, y retirar todas las prendas que se pueda.
Se debe intentar rehidratarla, con líquidos fríos, en forma regular, hasta que llega el médico y/o se arribe al centro de salud.
Qué no hacer ante un golpe de calor
- No administrar medicamentos antifebriles.
- No friccionar la piel con alcohol (porque causa intoxicación).
Hidratación, fundamental
De acuerdo a los especialistas, para mantener una hidratación adecuada se recomienda que un adulto sano consuma 2,5 a 3,5 litros de agua por día, de acuerdo a su género y talla.
“Cuánta agua necesitamos por día va a depender de muchas cosas: nuestra edad, condición de salud, nivel de actividad física, donde vivimos, tasa de sudoración y más. Es por eso que la recomendación general de consumir 2 litros de agua al día puede variar, pero es una buena forma de guiarnos”, explica en ese sentido la médica especialista en nutrición Virginia Busnelli.
La recomendación es que se elija preferentemente el agua fresca. Las bebidas con cafeína y/o azúcar tienden a deshidratar más.
En adultos mayores, salvo que tengan una situación médica que lo impida, se sugiere un vaso de agua por hora, apuntan desde el Hospital de Clínicas. En el caso de los bebés, lo mejor es que tomen leche materna.
Buena hidratación y permanecer en lugares frescos y ventilados. Foto Shutterstock.
Diego Querzé, jefe de Nutrición en Enfermedades Neurológicas del Instituto Fleni, destacó que “una correcta ingesta de líquidos y alimentos es fundamental para no sufrir los efectos del calor extremo”. En ese sentido, enumeró las siguientes pautas:
- Consumir abundante agua segura, mantenerla en la heladera, alejada de fuentes de calor.
- Hidratarse con mayor frecuencia (aunque no sientas sed).
- Evitar bebidas con cafeína o con exceso de azúcares.
- No consumir bebidas con alcohol ya que aumentan la temperatura corporal y las pérdidas de líquido.
- Ofrecer a los niños agua o jugos naturales, en forma frecuente sin esperar a que los pidan.
- Darle el pecho más seguido a los lactantes.
- Ofrecer frutas cortadas durante el día, ya que tienen abundante agua.
- Elegir porciones de verduras en las comidas.
- No ofrecer bebidas muy frías o muy calientes.
- No guardar alimentos que necesiten frio, fuera de la heladera.
- Verificar la temperatura de la heladera.
Además, sugirió evitar esfuerzos físicos o actividades deportivas exigentes y/o sentarse y descansar en caso de sentir mareos o fatiga.
Actividad física y ropa
Además de la hidratación y la alimentación, las pautas para prevenir golpes de calor incluyen recomendaciones vinculadas al ejercicio físico y la indumentaria.
“Una variedad del golpe de calor es el producido por el ejercicio -advierten desde el Hospital de Clínicas-. Por eso hay que tratar de disminuir la actividad física. En el caso de sostener el entrenamiento, conviene hacerlo antes de las 9 de la mañana o al bajar el sol. Tomar agua antes, durante y después.”
Además, se sugiere utilizar ropa holgada, liviana y evitar fibras sintéticas que se adhieren al cuerpo e impiden la sudoración.
También se aconseja refrescarse a menudo en las zonas que se concentra más el calor como el cuello, axilas, ingles. Colocar compresas frías si es necesario.
Y un clásico: evitar la exposición al sol, sobre todo entre las 11 y las 16. Al circular por la calle, tratar de ir por la vereda de la sombra.