El electrocardiograma forma parte del chequeo cardiovascular básico. Foto Shutterstock.

Marzo es el mes de los aptos físicos. El escolar, el del club, el del gimnasio. Si para esta época todos los años los turnos de pediatras, médicos clínicos y cardiólogos cotizaban alto, aún más desde la explosión de la pandemia.

Es que a los exámenes periódicos que se someten quienes realizan actividad física o deportes en forma regular, se les suma una enorme cantidad de personas que superaron un cuadro de covid -con síntomas o no- y quieren saber si les quedaron secuelas.

¿Qué evalúa un apto físico deportivo? ¿Cuáles son los estudios básicos que debería incluir?¿El chequeo es diferente para una persona que tuvo covid? ¿quienes lo cursaron sin síntomas también necesitan una evaluación? El cardiólogo Mario Boskis, miembro de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC), responde a esas y otras preguntas que, según dice, se plantean con frecuencia en el consultorio.

¿Qué evalúa un apto físico? ¿Para qué sirve?
-El apto físico deportivo puede evaluar si existe un riesgo incrementado de muerte súbita ante la práctica de un deporte, detectando incluso en personas presuntamente sanas, anormalidades estructurales del corazón capaces de producir engrosamiento de sus paredes (también llamado miocardiopatía hipertrófica), trastornos del ritmo cardíaco (arritmias), y de la irrigación del corazón.

Si bien la muerte súbita en el deporte es un evento de muy baja aparición (0.5 a 2 cada 100.000 personas por año), es un hecho que de vez en cuando sacude al mundo deportivo ya sea en la actividad amateur como competitiva -plantea Boskis, director general del Instituto Cardiovascular San Isidro (ICSI) del Sanatorio Las Lomas en Buenos Aires y del Grupo Cardiológico Boskis-.

Digamos también que el objetivo de un control cardiovascular previo a la actividad deportiva es determinar el estado de salud general y evaluar el grado de acondicionamiento físico a fin de guiar la práctica del ejercicio en personas sanas, pero también en aquellas con patologías ya conocidas, como la cardiopatía isquémica, la obesidad, la hipertensión arterial o las alteraciones en los lípidos (colesterol y triglicéridos) o el azúcar en sangre.

¿Qué estudios básicos debería incluir?
-No hay dudas de que en primer lugar hay que realizar un buen examen clínico general, que incluye un interrogatorio acerca de posibles síntomas que puedan haber aparecido desde el último examen físico.

Muchas veces el médico puede así orientar su chequeo hacia algún órgano en particular. El cardiólogo puede realizar un electrocardiograma de rutina y completar la evaluación con estudios complementarios como un ecocardiograma o una prueba de esfuerzo (ergometría)para valorar el estado físico cardiovascular. Si la situación lo amerita, otros estudios como un holter o un monitoreo ambulatorio de la presión arterial dan una idea precisa de la situación.

El cardiólogo puede indicar la realización de una ergometría o prueba de esfuerzo. Foto Shutterstock.

-¿Es diferente el apto físico para las personas que tuvieron Covid-19? ¿Necesitan algún estudio complementario?
-Una vez dados de alta, un número no menor de pacientes continúan con síntomas que en algunos casos persisten por más de 3 meses desde el diagnóstico de Covid, lo que conoce como «covid largo» (persistente o prolongado), con manifestaciones como falta de aire, fatiga, dolor de pecho, dolores articulares y tos.

No es infrecuente también la aparición de manifestaciones psicológicas como ansiedad, depresión, pérdida de memoria y baja capacidad de concentración.

Todo esto debe ser evaluado en forma personalizada, y al chequeo habitual deberán agregarse estudios o determinaciones capaces de evaluar posibles secuelas o daños en el organismo (pruebas de función pulmonar, placa o tomografía de tórax, por ejemplo), muchas veces visto luego de enfermedades virales.

Es de destacar que el post Covid puede estar presente incluso en quienes han sufrido formas leves de la enfermedad.

-¿También deben evaluarse las personas que tuvieron covid asintomático?
-Actualmente, la prevalencia de secuelas cardiovasculares en pacientes que no presentaron síntomas durante el curso de la enfermedad es difícil de precisar.

Un estudio reciente publicado en la revista JAMA, encontró que incluso en pacientes que presentaron síntomas leves, al efectuarse una resonancia cardíaca, existía cierto grado de inflamación en las paredes del corazón, evidenciando signos de afectación cardíaca compatibles con una miocarditis.

Si bien el estudio reclutó a pocos pacientes, no deja de ser una señal de alerta, y debemos estar atentos para saber si estos resultados son extrapolables al resto de los enfermos con síntomas similares, o si es un hallazgo aislado.

Mientras tanto, la prudencia sugiere que si existe al menos un factor de riesgo para enfermedad cardiovascular, luego del alta médica, hacer una consulta cardiológica a fin de evaluar la aptitud física para el deporte, de acuerdo a las recomendaciones actuales.

Los beneficios de la actividad física superan los riesgos. Foto Shutterstock.

-¿Puede la actividad física excesiva afectar nuestro corazón?
-Si el ejercicio físico se practica con una intensidad o duración mayor a la que nuestro organismo tolera, este puede ser no beneficioso y transformarse sin duda en algo perjudicial. Esto es especialmente cierto si existe además presencia de enfermedades preexistentes o se es un adulto mayor.

No obstante, los beneficios de la actividad física superan ampliamente los riesgos y nuestro desafío es reducir la posibilidad de alguna sorpresa indeseada durante su práctica.

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