“La inflamación del corazón, llamada miocarditis, es una complicación potencialmente letal, y se han publicado múltiples reportes de casos” (Shutterstock)
Inicialmente los especialistas se centraron en la característica de “virus respiratorio” que tiene el SARS-CoV-2, dado que es su sello distintivo y las principales manifestaciones clínicas del COVID-19 son respiratorias.
Sin embargo, con el tiempo se supo que el COVID-19 tiene un amplio espectro de complicaciones cardiovasculares, que incluyen falla cardíaca nueva, arritmias, síndrome coronario agudo, inflamación del corazón y hasta paro cardíaco. Además, la presencia de lesión cardíaca ha mostrado tasas de mortalidad desproporcionadas.
“La inflamación del corazón, llamada miocarditis, es una complicación potencialmente letal, y se han publicado múltiples reportes de casos. Actualmente se desconoce el mecanismo exacto, pero recientes hallazgos sugieren que parece ser el resultado de la infección directa del virus que ataca el corazón, o posiblemente como consecuencia de la inflamación desencadenada por la respuesta inmune excesivamente agresiva del cuerpo”. La médica cardióloga Lucrecia Maria Burgos (MN 148.752) destacó que “hay reportes de hallazgos directos de partículas del virus en el corazón a partir de estudio de biopsias cardíacas y autopsias”.
Según la especialista del servicio de insuficiencia cardíaca, hipertensión pulmonar y trasplante cardíaco del ICBA Instituto Cardiovascular, “fuera de los reportes de casos publicados, se desconoce la incidencia exacta de afectación del miocardio o miocarditis entre los pacientes hospitalizados con COVID-19. Sin embargo, varios estudios han informado lesiones cardíacas entre pacientes hospitalizados con COVID-19”. De un estudio de pacientes de un hospital de la Universidad de Wuhan, aproximadamente el 20% tenían lesión cardiaca, y en estos pacientes la mortalidad fue significativamente superior (51,2% frente a 4,5%).
“Cualquier secuela cardíaca que persista semanas o meses después de la infección es claramente preocupante, y se está viendo más evidencia de ello” (Shutterstock)
Para la jefa del servicio de insuficiencia cardíaca, hipertensión pulmonar y trasplante cardíaco del ICBA Instituto Cardiovascular, Mirta Diez (MN 68.240) “cualquier secuela cardíaca que persista semanas o meses después de la infección es claramente preocupante, y se está viendo más evidencia de ello”. “Un estudio evaluó con resonancia magnética cardiaca a 100 pacientes recientemente infectados por COVID-19, la mayoría de los pacientes se recuperaron en casa y la gravedad de la enfermedad aguda COVID-19 varió de asintomática a síntomas leves a moderados -señaló la especialista-. Los autores reportaron compromiso cardíaco en 78% de los pacientes e inflamación del corazón activa en el 60%”.
Además, durante la pandemia de COVID-19, se reportó “un aumento muy significativo en la incidencia de Síndrome del corazón roto o Takotsubo, alcanzando el 7,8% en comparación con la incidencia prepandemia del 1,7%”, destacó Diez, ahondó: “Esta enfermedad presenta síntomas similares a los de un ataque cardíaco, como dolor en pecho y dificultad para respirar. Pero habitualmente es transitorio, y no afecta a las arterias coronarias como un infarto, sino al músculo cardíaco. El COVID-19 ha provocado múltiples niveles de estrés en la vida de las personas en todo el mundo, a nivel emocional, exacerbado por el aislamiento prolongado y las historias trágicas que involucran a familiares, sumado en Argentina la situación socioeconómica actual. Todos estos representan posibles desencadenantes de esta enfermedad”.
COVID-19 y corazón, el día después
“Ahora también es momento de empezar a concientizar sobre los chequeos necesarios en aquellos pacientes que superaron esta enfermedad”. Mario Boskis (MN 74002) es investigador clínico y experto en la prevención y tratamiento de las enfermedades cardíacas, y en este sentido resaltó que “desde que comenzó la pandemia han surgido cada vez más publicaciones en revistas científicas que alertan acerca de la posibilidad de complicaciones cardiacas en pacientes afectados por el coronavirus”. “En una reciente revisión de la revista Circulation, se señala que el COVID-19 se divide en tres fases distintivas: la primera, también llamada de ‘infección precoz’, se caracteriza por una gran proliferación viral, con una duración de hasta cinco días -precisó el experto-. Luego, puede sobrevenir la segunda etapa o ‘fase pulmonar’, donde lo característico es la aparición de una neumonía. Si no existe una mejoría del paciente en esta etapa, el COVID-19 puede convertirse en una enfermedad severa a crítica, con la capacidad de producir un daño en el corazón como consecuencia de una inflamación llamada miocarditis, ya sea por infiltración directa del virus en sus paredes, o en forma indirecta por mecanismos inmunológicos alterados, que generan una respuesta inflamatoria en el miocardio”.
Aun en pacientes que han cursado su COVID-19 en domicilio, puede existir la posibilidad de algún tipo de afectación cardiaca, por lo que recomendamos la consulta clínica cardiológica (Shutterstock)
Según Boskis, “este cuadro puede darse más frecuentemente en la tercera etapa de la enfermedad, llamada de ‘hiperinflamación’, con la posibilidad de llevar al enfermo a una Insuficiencia cardiaca y también a la agresión viral de otros órganos, como el riñón, hígado o sistema nervioso central”.
Sin embargo, un estudio recientemente publicado en JAMA, reportó que el SARS-CoV-2 también sería capaz de producir alteraciones en las paredes del corazón aun en pacientes con COVID positivo de grado leve a moderado, como lo demuestran investigadores alemanes, que efectuaron una resonancia cardiaca a cien paciente recuperados, encontrando en un 78% de los mismos ,alteraciones en las paredes del corazón independientemente del grado de severidad.
Otras afecciones del sistema cardiovascular también han sido reportadas en pacientes portadores de COVID-19, tanto en China, Europa o los Estados Unidos, como la aparición de arritmias cardiacas, formación de trombos en los vasos sanguíneos, insuficiencia coronaria o infartos de miocardio.
– ¿Es necesario realizar una consulta cardiológica luego de haber tenido Covid+?
– La evidencia actual nos dice que puede existir lesión miocárdica y miocarditis en pacientes con infección por COVID-19 que han sido hospitalizados en un rango que va del 12 al 30%.
Aun en pacientes que han cursado su COVID-19 en domicilio, puede existir la posibilidad de algún tipo de afectación cardiaca, por lo que recomendamos la consulta clínica cardiológica en forma rutinaria con el fin de evaluar el estado del sistema cardiovascular.
– ¿Cuánto tiempo debo esperar para realizarla?
– No existe un consenso aún del momento óptimo, por lo que cada profesional es el responsable de determinar cuándo es necesaria la consulta y ella estará adecuada a cada caso clínico en particular. Sin embargo, si bien no es lo mismo un caso leve a moderado, que un caso severo o crítico, considero que es razonable no dejar pasar más de tres a cuatro semanas luego del alta, para realizar el chequeo médico clínico cardiológico. Este lapso puede variar en el caso que haya síntomas que requieran una atención anticipada.
– ¿Cuáles son los estudios que se recomiendan?
– Inicialmente, más allá de una consulta clínica cardiológica, recomiendo la realización de un electrocardiograma y si es posible, completar con un eco doppler cardíaco color. Esto permite evaluar la salud del corazón, incluyendo si existen arritmias o trastornos en las paredes del mismo.
Si estuviese indicado, se pueden realizar otros estudios de imágenes tales como una resonancia cardiaca o una prueba de esfuerzo o eco estrés en el caso de un deportista.
La utilización de cada método diagnóstico se ajustará a cada caso en particular y es decisión del médico cardiólogo de cabecera. Se están realizando estudios de registro en varios centros, incluido el nuestro, para determinar la mejor utilización de los recursos en un contexto de costo/beneficio.
– ¿Queda algún tipo de afección en pacientes cardíacos tras haber superado el contagio de COVID-19?
– Es muy temprano aún para determinar si existen secuelas a largo plazo. A medida que se vayan estudiando los cientos de miles de pacientes recuperados en Argentina, y millones en el mundo, se podrá tener una idea certera de las secuelas cardíacas a largo plazo, si es que estas existen.